¿Qué estudios se necesitan para ser director de una escuela? – Con respecto a qué se necesita para ser director de una escuela en México, estos profesionales deben tener estudios de Magisterio o Profesor, así como contar con una base en Pedagogía o Psicopedagogía.
- Asimismo, puede ser muy valorado el hecho de que el director se haya especializado en áreas como la dirección, administración o gestión de centros educativos, bien sea a través de cursos o un posgrado o máster.
- La formación de los directores escolares tiene que ser constante para que puedan estar al tanto de las nuevas tendencias e innovaciones en el ámbito educativo, de manera que tengan una mentalidad más abierta al momento de llevar a cabo transformaciones en el centro educativo que dirigen.
Existen diferentes alternativas para que los directores puedan formarse y mantenerse actualizados, ya que, la Secretaría de Educación Pública (SEP) ofrece formaciones y capacitaciones para ayudar a que en las instituciones educativas pueda haber una buena calidad en la Educación de los niños y esta pueda mejorar de forma constante.
¿Qué hace un director de Colegio?
Cómo ser un buen director de colegio tras el nombramiento – Ahora bien, como se dice comúnmente, el hábito no hace al monje. Así, una vez que el profesional ha conseguido el apoyo del órgano en cuestión el ejercicio de una gestión educativa excelente debe basarse en el desarrollo de las siguientes habilidades :
Cambio de enfoque. El primer paso para convertirse en un gran director radica en asumir los objetivos del centro educativo como propios y es necesario que el profesional que accede a este cargo anteponga los intereses globales a los suyos. Esto requiere ciertos sacrificios por su parte, pues supone renunciar a sus necesidades individuales.
Ampliación de las responsabilidades. La Dirección Educativa no se circunscribe al ámbito organizativo, coordinando la elaboración del plan de estudios o estructurando al equipo docente, sino que sus funciones abarcan cualquier aspecto vinculado al colegio o instituto. Como máximo responsable, el director de colegio debe estar pendiente del desempeño de los maestros o profesores, del cuidado y mantenimiento de las instalaciones, de la organización de actividades y de cualquier problema que pueda sufrir cualquier de los miembros de la comunidad educativa.
Capacidad para inspirar. Los directores siguen siendo humanos. ¿Cómo pueden afrontar las numerosas tareas que acarrea el puesto? La clave para que un profesional que ostente el cargo sea realmente un buen director de colegio se encuentra en la capacidad para inspirar a los demás, en la habilidad para trasladar los valores y objetivos del centro al resto de la comunidad educativa. En este sentido, el empoderamiento del resto del claustro de profesionales y el fomento de la participación de los estudiantes y sus familias son las herramientas que permitirán al director desarrollar su cargo de forma competente.
Fomentar las relaciones interpersonales. Los mejores directores son aquellos que conciben el centro formativo como una unidad familiar y consiguen que todos los integrantes convivan de forma armoniosa. Como cabezas de familia, su trabajo debe focalizarse hacia el bienestar del equipo docente, del alumnado y los progenitores, atendiendo los requerimientos de cada colectivo de forma equitativa. Esto supone que un buen director de colegio no estará encerrado en su despacho, sino que será accesible para todos, desarrollando una gestión basada en el cuidado y la atención.
¿Cómo ser un buen director de escuela?
7. Creación de un buen clima escolar – Un buen director de escuela debe asentarse en el respeto, la colaboración y la valoración de la diversidad. Una buena convivencia es imprescindible para posibilitar los procesos educativos, desarrollando las relaciones entre el centro y su entorno y apoyando a los alumnos y sus familias en el logro de sus intereses educativos.
¿Cuáles son las cualidades de un buen director de escuela?
Es común en el sistema educativo que sea un Director(a) quien guíe la institución, escuela o colegio, aunque algunos optan por otros modelos de gestión. El profesor(a) a quien se le confía dirigir una institución educativa, debe salir (ordinariamente) de las aulas, porque consideramos que es en práctica, desde la experiencia real, en que se aprenden los fundamentos para realizar, con muy probable éxito, las gestiones de aprendizaje, de proyectos, de administración, de organización y de proyección social, propias de tan importante servicio educativo.
- El científico inglés Alexander Graham Bell afirmó: “Antes que nada, la preparación es la llave del éxito” y “el éxito depende del esfuerzo” (Sófocles).
- La calidad de maestro del Director, es el fundamento para escogerlo.
- Su primera tarea, es lograr que cada uno de la comunidad educativa se motive, y saque de sí mismo lo mejor y así contribuya al bien común; y para ello necesita tener la cualidad de ejercer el liderazgo, porque de él depende organizar el trabajo en equipo, crear una visión de éxito académico, propiciar y mantener un ambiente de confraternidad, apoyar el liderazgo de otros, planificar desde las bases el cómo mejorar el proceso de enseñanza – aprendizaje y administrar las personas, los datos y los procesos.
El liderazgo de un Director, no es para lucirse, no es para dominar, ni hacer sentir su autoridad, sino para servir (Mt 20, 25-27). “La función del liderazgo es producir más líderes, no más seguidores” (Ralph Nader). Esta ” calidad”, en el maestro, se transforma en “grandeza “, desde su experiencia en el aula.
Sugerimos leer la publicación de la Editorial SM: LAS CINCO RESPONSABILIDADES CLAVES DE UN DIRECTOR LÍDER, Stephen Robert Anderson, Profesor en la Universidad Yale, afirma que para ser un buen Director no se requiere una “predisponibilidad genética” ni mucho menos, basta con las ganas de superarse ; porque la práctica es lo que hace a un buen director, por lo tanto se puede aprender.
En el ejercicio mismo de la trayectoria madura y consolida la experiencia de un Director. Sin embargo, otros opinan que el liderazgo es una aptitud innata y lo único que se debe hacer, es seleccionar a las personas adecuadas y desechar a quienes no demuestren la actitud.
Pero, “en muchos casos hay una base de evidencia empírica de lo que se debe saber y hacer para llegar a un resultado positivo en los establecimientos, y no depende solo de las posiciones de liderazgo”. Hoy la formación de directivos apunta más a cómo influir sobre las prácticas de los docentes para llegar a un mejor resultado, según las normas, la realidad de las estructuras y condiciones de trabajo, porque cambia de una institución educativa a otra.
Recomendamos el interesante artículo de EducarChile: UN BUEN DIRECTOR, ¿NACE O SE HACE? ¿Cuáles son las cualidades de un buen director de escuela?, no basta el estar preparado y capacitado para la gestión y tener cualidades de liderazgo, sino que en la práctica va aprendiendo como nos dijo Anderson; y según la plataforma de LIFEDER.COM, estas serían las características primordiales (sin agotar el listado) para ser un buen Director:
Capacidad de inspirar confianza y llevarse bien con las personas, conversar con ellas y ser empático con sus asuntos. Esta es “una habilidad de reconocer emociones y que trasciende razas, culturas, nacionalidades, clases, géneros y edades” (Mary Gordon). Motivar y entusiasmar. “Hay en el mundo un lenguaje que todos comprenden. Es el lenguaje del entusiasmo, de las cosas hechas con amor y con voluntad, en busca de aquello que se desea o en lo que se cree” (Paulo Coelho). Disposición a enseñar y aprender de sus estudiantes, colegas y padres de familia. Recordar siempre que “toda persona que conoces sabe algo que tú no sabes, aprende de ellos” (H. Jackson Brown Jr.). Es trabajador y da ejemplo, La “gestión es hacer las cosas bien, liderazgo es hacer las cosas” (Peter Druker). Ser humilde, Porque “el mérito real, como un río, cuanto más profundo es, menos ruido hace” (Edward Frederick Halifax). Saber centrarse en las soluciones y tener la capacidad de escuchar, porque si quiere ser sabio, necesita aprender “a interrogar razonablemente, a escuchar con atención, a responder serenamente y a callar cuando no tengas nada que decir” (Johann Kaspar Lavater).
Finalmente, los buenos Directores, entienden el impacto de la palabra, el tono, y el modo cuando se expresan, sobre todo a sus más cercanos colaboradores: los colegas, y cómo, cualquier expresión afecta las mentes y corazones de las personas. Sir Winston S.
Churchill dijo: “A lo largo de mi vida, a menudo me he tenido que comer mis palabras, y debo confesar que siempre lo he encontrado una dieta sana”. Por eso, es muy recomendable emplear frases positivas y efectivas, como: “me entusiasma trabajar juntos”, “aquí está nuestra misión”, “su papel es críticamente importante porque”, “vamos a hacer las cosas mejor”, “me gustaría saber qué piensa”, “busquemos juntos otra solución”, “¿cómo puedo ayudarle?”, “juntos podemos”, “Usted ¿qué opina?, “felicidades” y “gracias” (cf Linkedin).
Si este leguaje es el más usado, nos evitaremos tantos “tragos amargos” que da el vivir “en una olla de grillos” o tener que andar “cuidándose las espaldas” y con “ojo” porque aquí “las paredes oyen”. Desde su experiencia, algunos especialistas en gestión, recomiendan al Director evitar, en el trato con sus colegas, ciertas expresiones que son muy ofensivas, porque pueden afectar grave y silenciosamente a su servicio de ” ayudar a otros a descubrir su potencial por sí mismos” (Bo Bennet) y “aumentar la probabilidad de que suceda lo que queramos ” (José Antonio Marina).
Hemos tomado de algunas publicaciones como AldeaViral, Universia.net y Entrepreneur, expresiones que todo buen Director debe evitar decir; y propiciar el buen clima de convivencia institucional, de corresponsabilidad y la autorrealización de todos y cada uno de sus miembros, desde el rol que a cada uno desempeña.
El poeta, novelista, dramaturgo y científico alemán Johann Wolfgang von Goethe dijo: “Pensar es fácil. Actuar es difícil. Actuar como uno piensa es lo más difícil”.
¿Cómo convertirse en un gran director de centro educativo?
Cómo ser un buen director de colegio tras el nombramiento – Ahora bien, como se dice comúnmente, el hábito no hace al monje. Así, una vez que el profesional ha conseguido el apoyo del órgano en cuestión el ejercicio de una gestión educativa excelente debe basarse en el desarrollo de las siguientes habilidades :
Cambio de enfoque. El primer paso para convertirse en un gran director radica en asumir los objetivos del centro educativo como propios y es necesario que el profesional que accede a este cargo anteponga los intereses globales a los suyos. Esto requiere ciertos sacrificios por su parte, pues supone renunciar a sus necesidades individuales.
Ampliación de las responsabilidades. La Dirección Educativa no se circunscribe al ámbito organizativo, coordinando la elaboración del plan de estudios o estructurando al equipo docente, sino que sus funciones abarcan cualquier aspecto vinculado al colegio o instituto. Como máximo responsable, el director de colegio debe estar pendiente del desempeño de los maestros o profesores, del cuidado y mantenimiento de las instalaciones, de la organización de actividades y de cualquier problema que pueda sufrir cualquier de los miembros de la comunidad educativa.
Capacidad para inspirar. Los directores siguen siendo humanos. ¿Cómo pueden afrontar las numerosas tareas que acarrea el puesto? La clave para que un profesional que ostente el cargo sea realmente un buen director de colegio se encuentra en la capacidad para inspirar a los demás, en la habilidad para trasladar los valores y objetivos del centro al resto de la comunidad educativa. En este sentido, el empoderamiento del resto del claustro de profesionales y el fomento de la participación de los estudiantes y sus familias son las herramientas que permitirán al director desarrollar su cargo de forma competente.
Fomentar las relaciones interpersonales. Los mejores directores son aquellos que conciben el centro formativo como una unidad familiar y consiguen que todos los integrantes convivan de forma armoniosa. Como cabezas de familia, su trabajo debe focalizarse hacia el bienestar del equipo docente, del alumnado y los progenitores, atendiendo los requerimientos de cada colectivo de forma equitativa. Esto supone que un buen director de colegio no estará encerrado en su despacho, sino que será accesible para todos, desarrollando una gestión basada en el cuidado y la atención.