Que Fue La Escuela De Frankfurt?

Que Fue La Escuela De Frankfurt
Se conoce como Escuela de Fráncfort o Escuela de Frankfurt a un grupo de investigadores que se adherían a las teorías de Hegel, Marx y Freud y cuyo centro estaba constituido en el Instituto de Investigación Social, inaugurado en 1923 en Fráncfort del Meno.

¿Qué es la Escuela de Frankfurt y cuáles son sus principales objetivos?

Escuela de Frankfurt: nuevas ideas en una sociedad compleja – La Escuela de Frankfurt, también conocida como Teoría Crítica de la Sociedad, fue uno de los movimientos intelectuales más influyentes del siglo XX. Fue una iniciativa, creada por varios pensadores, cuyo objetivo era analizar los fenómenos sociales y políticos presentes en la realidad. Que Fue La Escuela De Frankfurt Miembros destacados de la Escuela de Frankfurt

¿Cuáles son las ideas principales de la Escuela de Frankfurt?

Visión crítica de la Ilutración – Cuando los autores de la Escuela de Frankfurt, especialmente Adorno y Horkheimer, analizaron la evolución histórica de las sociedades modernas descubrieron que el desarrollo real de las mismas no se correspondía con las ideas expuestas arriba.

  • Resumieron sus descubrimientos en dos dinámica características : Primero, empobrecimiento del concepto de Razón,
  • El concepto de Razón moderno no estaba encaminado a prevenir el conflicto y promover la convivencia armónica entre las personas.
  • Era un concepto basado en la capacidad del ser humano para alterar y modificar la naturaleza en su propio beneficio.

Un fenómeno que, indudablemente, ha favorecido el progreso de la humanidad; pero que no se encuentra libre de sombras, El concepto de Razón, después de la Ilustración, se definió a partir de la Ciencia y la Técnica, Estos son dos tipos de conocimientos que tienen como objetivo alcanzar una serie de saberes y practicas que nos permitan alcanzar resultados concretos en esa labor de transformar el entorno.

  • Otros componentes del concepto de Razón, más cercanos a la ética y a reflexiones con una aplicación práctica menos perceptibles, fueron dejados de lado.
  • Al final, la mentalidad moderna sobre esa idea de Razón: práctica y enfocada obtener beneficio individual.
  • Siendo esta la razón principal por la que el desarrollo científico y técnico fue la principal característica de la modernidad.

Segundo, transformación del concepto de relaciones personales, Este concepto de Razón modificó la manera en que se entendían las relaciones entre las personas. En las sociedades modernas se caracterizan por el fenómeno de la instrumentalización de las relaciones personales,

¿Por qué se creó la Escuela de Frankfurt?

La llamada Escuela de Frankfurt surge con la fundación, en 1923, del Instituto para la Investigación Social (Institut für Sozialforschung), IIS, como centro canalizador de una serie de intereses comunes: se trataba de reunir, fundamentalmente, a autores interesados en el marxismo.

¿Cuál es la importancia de la Escuela de Frankfurt?

La Escuela de Frankfurt fue una muy importante concentración de des- tacados intelectuales alemanes que compartieron una aproximación teórica de carácter crítico y un pensamiento social progresista, entre ellos se desta- caron: Theodor Adorno, Max Horkheimer, Herbert Marcuse, Erich Fromm, Walter Benjamín2.

¿Qué propone la teoría crítica?

Lo crítico de la teoría no sólo opera como un adjetivo, sino que pasa, en primer lugar, por sustantivizar una actividad teórica del trabajo en la investigación y discusión, y, en segundo lugar, por instalar una mirada que reflexiona críticamente sobre sus saberes y prácticas y como éstos a su vez determinan las teorías.

Las “teorías críticas” son maneras de mirar las prácticas, saberes y arreglos sociales, políticos y culturales que pasan por estructuras, procesos e instituciones solidificados y legitimados para desnaturalizarlos, desenmascararlos y situarse reflexivamente en contextos de poder, disciplinamiento, control y hegemonía.

Las “teorías críticas” no sólo estarían determinadas por su vocación teórica hacia los procesos sociales y políticos, sino también como reflexividades que se acercan críticamente a las diversas manifestaciones y prácticas de la cultura: arte, cine, literatura, poesía, filosofía, etc.

  • Esto posibilita trabajar en diferentes niveles: seminarios sobre teorías críticas, seminario sobre acercamientos críticos a la cultura, por ejemplo, las relaciones entre la teoría frankfurteana y la cultura de masas —cine, literatura, etc.— o establecer campos de tensión entre ambos.
  • El objetivo de la LTP línea es realizar investigaciones y discusiones relacionadas con las diferentes teorías críticas, sus aportes, implicaciones y potencial crítico para comprender las diferentes modernidades y sus procesos filosóficos, epistemológicos, sociales y políticos, así como realizar estudios críticos sobre las diferentes manifestaciones y prácticas de la cultura (arte, literatura, cine, poesía, teatro, etc.).

Integrantes de la DCSH: Dra. Miriam Madureria Dra. Paulina Aroch Dra. Zenia Yébenes Dra. Claudia Arroyo Mtra. Sylvia Sosa Dr. Enrique Gallegos Dr. Jorge Galindo Dra. Elodie Ségal Dr. Daniel Sandoval Integrantes externos a la DCSH: Dr. Felipe Victoriano (DCCD, UAM Cuajimalpa) Dr.

¿Qué es la teoría crítica ejemplos?

¿Qué es la teoría crítica? – Puede entenderse la teoría crítica como una forma de teorización o de reflexión en torno a la sociedad, la política y la moral, que persigue la liberación del individuo de las fuerzas que lo oprimen y que lo explotan, es decir, una visión crítica de los funcionamientos del capitalismo moderno,

  1. En ese sentido, toda teoría crítica busca distinguirse de las teorías consideradas “tradicionales”.
  2. Este concepto surgió en la Europa del período entreguerras del siglo XX, y está históricamente asociado a la Escuela de Frankfurt, un grupo de investigación muy importante en el pensamiento occidental del siglo XX, constituido en la Universidad de Frankfurt.

Adhería a las teorías de Hegel, Marx y Freud sobre la sociedad y la historia, El término “teoría crítica” proviene del ensayo de Max Horkheimer titulado Teoría tradicional y teoría crítica (1937), considerado como una de las principales aportaciones de este grupo intelectual, bajo la premisa de construir un ” marxismo heterodoxo”, que combinara a Marx y a Freud.

  1. Dicho en términos simples, la teoría crítica se proponía, más que sólo interpretar el mundo, ayudar a transformarlo.
  2. Así, por ejemplo, la teoría crítica acusaba al pensamiento científico de servir como una herramienta encubierta de opresión, por lo que alertaban sobre la fe ciega o excesiva en el progreso científico.

Argumentaban que el saber científico no debe ser un fin en sí mismo, sino que debe estar orientado hacia la emancipación humana. A pesar de que el advenimiento del nazismo y la Segunda Guerra Mundial acabó con la Escuela de Frankfurt y con la vida de muchos de sus autores, la teoría crítica fue retomada en 1949 tras el restablecimiento del Instituto para la Investigación Social, encabezado por Theodor Adorno y Max Horkheimer.

¿Qué aportes dio la Escuela de Frankfurt?

Artículo Original Revisitando la Escuela de Frankfurt: aportes a la crítica de la mercantilización de los medios Revisiting the Frankfurt School – Contributions to the Criticism to the Commercial Exploitation of the Media 1 Universidad Técnica de Oruro, Bolivia.2 Universidad Rey Juan Carlos, España.3 Universidad de Huelva, España.

RESUMEN El presente artículo analiza el pensamiento crítico de la comunicación de masas y las industrias culturales, desde una perspectiva epistemológica de los medios como creadores y formadores de realidades sociales a favor de la mercantilización y del modelo del hombre-consumo. Se revisan los aportes clásicos de los pioneros de la escuela de Frankfurt (Horkheimer, Adorno, Marcuse y Habermas) en función de los debates que generaron con sus pensadores coetáneos.

Posteriormente, se realiza una correlación teórica de las líneas ontológicas y epistemológicas de esta escuela con los aportes de Walter Benjamin, Antonio Gramsci, Leo Löwenthal, Oskar Negt, Axel Honneth y Siegfried Kracauer sobre las industrias culturales, revisando estos teóricos a la luz del actual ecosistema comunicativo.

Como principal conclusión, emerge una misma línea de pensamiento crítico que sugiere que, aunque las tecnologías permitan la pérdida monopólica del podio discursivo social por parte de los medios de masas, se sigue manteniendo un ecosistema dominado por las relaciones de mercado y consumo y se crean nuevos tipos de vicios y peligros en el control social y la manipulación mediática.

Palabras clave: filosofía de la ciencia; Ilustración; industrias culturales; teoría crítica ABSTRACT This paper analyzes the critical thinking on mass communication and culture industries, getting an epistemological perspective on the media as creators of and formative influences on social realities in favor of commercial exploitation and a model of man as a consumer.

Contributions made by major members of the Frankfurt School (Max Horkheimer, Theodor Adorno, Herbert Marcuse, and Jürgen Habermas) were examined, as well as discussions there were between them and their contemporary thinkers. The School’s ontological and epistemological approaches were theoretically compared to Walter Benjamin, Antonio Gramsci, Leo Löwenthal, Oskar Negt, Axel Honneth and Siegfried Kracauer’s views on culture industries, in the light of today’s communications ecosystem.

The results show a similar critical thinking which suggests that, although technologies cause the mass media to lose their monopoly of social discourse, there is still an ecosystem dominated by markets and consumption, and new types of vices and dangers of social control and media manipulation emerge.

Keywords: philosophy of science; Enlightenment; culture industries; critical theory INTRODUCCIÓN Los principales impulsores de la Escuela Crítica de Frankfurt fueron Max Horkheimer y Theodor Adorno. En 1944, con la obra Dialéctica de la Ilustración (2007), sentaron los principios críticos que serían la base de esta línea teórica.

El clásico coincide con el final de la Segunda Guerra Mundial y se visiona con un amplio sentido de contracorriente -fundamentado en el marxismo humanista- al poder dominante de la ciencia hasta los momentos, al rescatar la cualidad humana de los estudios sociológicos.

Uno de los aportes centrales que se destaca en este artículo es cómo los autores pusieron en perspectiva la realidad de los medios masivos y el cine como industria cultural. Adorno y Horkheimer (2007 ) señalaron que Kant, Sade y Nietzsche, tenaces ejecutores de la Ilustración, interponen el sometimiento de todo lo natural y el dominio de la ciencia ciegamente objetiva.

Evidencian la regresión de la Ilustración a la ideología, que encuentra su expresión normativa en el cine y la radio.1 Por tanto, la Ilustración consiste sobre todo en el cálculo de los efectos y en las técnicas de producción y difusión, su apelación al propio carácter comercial y su adhesión a la «verdad suavizada», lo que se ha convertido en una excusa que sustrae la responsabilidad de la mentira.

  • En este sentido, el tratado de las industrias culturales pone en evidencia la anomalía social, que en la actualidad permanece en su afán de mercantilizar contenidos de todo tipo, incluida la información.
  • La Escuela de Frankfurt contó con los principales representantes del pensamiento crítico filosófico del siglo pasado: Max Horkheimer, Theodor Adorno, Herbert Marcuse y Jürgen Habermas.

Las contribuciones desde su basamento filosófico fueron distintas, pero congruentes en la teoría crítica social, por ejemplo, el núcleo del cambio de paradigma, que representa la teoría crítica de Habermas en relación con la de Adorno. Frente a la identificación «adorniana» de racionalidad y razón instrumental la tercera generación de esta escuela, encabezada por Habermas, desarrolla un concepto de razón comunicativa, tan originaria como la razón instrumental, en tanto que igualmente necesaria para la autoconservación del individuo y la reproducción de la sociedad.

Estos autores incorporan posturas a la teoría crítica de la sociedad y constituyen los postulados que trascienden en el tiempo y espacio en autores recientes, como pronóstico de un presente mediático que impacta en la emocionalidad y comportamiento, deshumaniza el accionar de la sociedad que parece dirigirse al abismo.

En el presente trabajo de análisis bibliográfico contemporáneo de la Escuela Crítica de Frankfurt se articulan las miradas de los autores sobre las industrias culturales y el accionar de los medios de comunicación movidos por el mercantilismo, con propósitos objetivados en el oscurantismo moderno.1.

LOS PIONEROS DE LA ESCUELA DE FRANKFURT 1.1. La teoría crítica de la sociedad de Max Horkheimer El filósofo y sociólogo Max Horkheimer fue fundador de la Escuela de Frankfurt y precursor de la teoría crítica de la sociedad. Sus tesis evidencian su inconformidad con la teoría positivista: Crítica del juicio de Kant, de 1925, inicia un debate que fue en claro ascenso con el enfoque de la sociedad tardocapitalista y del sistema de dominio desarrollado por ella.

Con base en el análisis de la obra de Max Weber sobre la sociología y la crítica a la fenomenología planteada por Husserl, de la que parte el cientifismo, Horkheimer considera una aceptación acrítica del status quo, De esta manera consiguió contraponerse a cualquier punto de vista que desembocara en el positivismo.

Las observaciones a la ciencia de Horkheimer, suscitadas el año 1932, radican en la crítica al proceder de la ciencia que no se preocupa por los problemas propios de los procesos de la sociedad. Por ejemplo, la falta de observación de conceptos como la persona y su razón, la diferencia entre espíritu y naturaleza o alma y cuerpo.

Además, advierte que la ciencia positivista utiliza de manera deficiente e inadecuada métodos mecanicistas en sus procedimientos de indagación. Respecto a esto, Horkheimer (1998 ) llamaba la atención postulando: En cuanto pueda hablarse con razón de una crisis de la ciencia, resulta imposible separarla de la crisis general.

  • El proceso histórico ha traído consigo un esclerosamiento de la ciencia como fuerza productiva, que repercute en todas sus partes, respecto al contenido y la forma, de la materia y del método.
  • Además, la ciencia, en su calidad de medio de producción, no es empleada como corresponde.
  • Comprender la crisis de la ciencia depende de una correcta teoría de la situación social presente, pues la ciencia, en cuanta función social, refleja las contradicciones de la sociedad (p.21) Horkheimer era un apasionado de la filosófica crítica y reconocía a Cornelius, su maestro, como uno de los principales referentes de su posición epistemológica contraria a la especialización: 2 Cornelius no era solo un mentor, sino también un modelo a seguir para Horkheimer, porque se oponía a las estructuras dominantes de la universidad y la sociedad a su manera.

Sus diversos intereses lo ubicaban en desacuerdo con la tendencia hacia la especialización que se había vuelto cada vez más dominante en las universidades alemanas en la segunda mitad del siglo xix. ( Abromeit, 2011, p.68) Los argumentos de Horkheimer tienen basamento en la crítica a Kant.

Abromeit menciona que Horkheimer puede demostrar que la determinación existe tanto en las estructuras cognitivas de la asignatura trascendental como en el mundo real, entonces la distinción entre una razón teórica esencialmente mecánica y una razón práctica esencialmente teológica ya no es sostenible.

Así, Abromeit (2011 ) indica: El carácter específico de estos objetos que, según Kant, llevan la marca de la razón teórica, puede ser comprendido epistemológicamente sin recurrir a la razón práctica, es decir, a una voluntad. En este sentido, por lo tanto, la Crítica del Juicio no es un vínculo entre la razón teórica y la práctica.

(p.79) En 1994, durante su exilio en Estados Unidos, Horkheimer y Theodor Adorno produjeron una obra célebre, Dialéctica de la Ilustración (2007 ), en la que se refleja la crítica al conocimiento y práctica ilustrada. De ese decurso y en línea con el enfoque epistemológico del presente acápite es importante extraer: La Ilustración, en el más amplio sentido de pensamiento progresivo, ha perseguido desde siempre el objetivo de quitar a los hombres el miedo y convertirlos en señores.

Pero la Tierra enteramente ilustrada resplandece bajo el signo de una triunfal calamidad. El programa de la Ilustración era el desencantamiento del mundo. Quería disolver los mitos y derrocar la imaginación mediante el saber (p.19). En esta obra se constata la forma de ejercitar la Ilustración sobre la ciencia con fines universales y totalitarios, reducida a números y efectos.

Se critica a Bacon, quien conecta la lógica formal con la gran escuela de la unificación y dio a los ilustrados el esquema de calculabilidad del mundo, donde el número se convirtió en el canon de la Ilustración.3 Según Adorno y Horkheimer (p.23), lo que importa para los ilustrados -como Bacon- es la operación, el procedimiento eficaz, el verdadero fin y la verdadera función de la ciencia del descubrimiento de datos positivos que sirvan al propósito único del progreso, el totalitarismo, en contrapartida de la naturaleza humana.

Esta posición epistemológica, contraria a la línea del funcionalismo norteamericano y occidental-europeo, advierte que abordar las interacciones sociales desde el estructuralismo no solo deja de lado el factor humano, sino que además tiene un sesgo ideológico propenso a beneficiar la alienación de la sociedad a partir de las industrias culturales.

El pensamiento de Horkheimer, tanto en Estados Unidos como en su génesis en Europa, siempre estuvo acompañado de estudiosos y seguidores como Erich Fromm, Leo Löwenthal, Herbert Marcuse, Karl August Wittfogel, Andries Sternheim, Jay Rumney y por supuesto Adorno y Habermas, con quienes tuvo estudios analíticos preponderantes.

Horkheimer también fue el iniciador de los tratados de Studies in Prejudice, investigaciones realizadas de manera colectiva en 1950 y que constituyen una espléndida ilustración sobre las diferentes formas de mentalidad autoritaria y de comportamiento represivo, estimulada por la trágica experiencia de la ascensión del fascismo y el nazismo en Alemania.

  • Tal y como se ha apuntado, la obra y pensamiento de Horkheimer radica en la crítica al positivismo, a cuyos propulsores considera ilustrados, frente a una sociedad en crisis por el progreso.
  • Detenta en sus estudios un profundo análisis crítico de los valores y principios subyacentes en la sociedad moderna, la llamada teoría crítica de la sociedad.

Su orientación crítico-sociológica con base filosófica formula la existencia de una vida con cuerpo y espíritu, «es la identidad del espíritu y su correlato, la unidad de la naturaleza, aquello a lo que sucumbe la multitud de las cualidades» ( Adorno y Horkheimer, 2007, p.26).

  1. El espíritu de la ciencia es precisamente la metafísica, el ser y la vida humana como razón de existencia, en cuerpo y alma.1.2.
  2. Teoría crítica de Theodor Adorno: racionalidad y razón instrumental Adorno fue un destacado representante de la teoría crítica de la sociedad y de la Escuela de Frankfurt.
  3. Así como otros críticos alemanes exiliados como consecuencia del fascismo, Adorno estuvo en Francia, Inglaterra y luego en Estados Unidos.

Durante ese tránsito conoce a Horkheimer, con quien comenzó una larga y fructuosa incursión de la teoría crítica del conocimiento. Los principales temas de reflexión crítica de Adorno son la perspicacia frente a las tendencias dominantes en la realidad social moderna y la tensión utópica hacia una dimensión distinta del presente cosificado y alienado.

Como consecuencia de una formación dialéctico-hegeliana que atesora el magisterio del marxismo, Adorno confirma la importancia de la negación como instrumento para cuestionar los mecanismos sociales. Esa lucidez explica las obras integrales sobre la teoría crítica de la sociedad moderna. Una de sus obras centrales es sin lugar a dudas la mencionada Dialéctica de la Ilustración, en coautoría con Horkheimer.

¿Qué es la Escuela de Frankfurt? Representantes, teoría crítica y origen

Apareció con el nombre primigenio de Fragmentos filosóficos y fue editada como libro en 1947. Posteriormente aparece la versión traducida al inglés, en 1972, donde recién cobró inusitada impresión a escala mundial. Dicha obra ofrece una radiografía de la moderna sociedad de masas, principalmente de la estadounidense, sobre el hombre contemporáneo envilecido por la industria cultural que idiotiza a la sociedad con sus falaces libertades.

  • Refiere el mito de la racionalidad científica, que desde sus remotos orígenes en la Ilustración positivista se entrelaza con el dominio y cuya función liberadora resulta sofocada cada vez por un totalitarismo más o menos explícito.
  • De ahí su constante polémica con el pensamiento instrumental, con el culto a la exactitud y con cualquier forma de historicismo progresista.

Siguiendo la filosofía dialéctica de Hegel, Adorno enfrentó al sistema predominante de la época hasta su muerte. Su legado fundamental es el planteamiento de transformación de la realidad alienada y mercantilista. En esa filosofía y sociología dialéctica, Adorno revindica con sus obras la postura frente a la imposición de la ciencia positivista.

Esta monumental obra constituye la base teórica más importante de la crítica negativa al proceder de la ciencia positivista de la Ilustración, como afirma Juan José Sánchez en la introducción a la edición en castellano: En el inicio de la DI ‒Dialéctica de la Ilustración‒ hay, como en el origen de la Teoría Crítica (TC), una experiencia histórica dolorosa, dramática para Horkheimer y Adorno: la humanidad ‒escriben en 1944‒ no solo no ha avanzado hacia el reino de la libertad, hacia la plenitud de la Ilustración, sino que más bien retrocede y «se hunde en un nuevo género de barbarie».

Horkheimer y Adorno se proponen comprender las razones de este drama, de esta sombría «regresión», que significaba para ellos el «fin de la Ilustración», más aún, «la autodestrucción de la Ilustración». Impelidos, sin duda, por la trágica experiencia de la barbarie, calan hondo en su análisis y llegan al convencimiento de la existencia de una paradoja en la Ilustración misma, paradoja que formulan en la conocida doble tesis: «El mito es ya Ilustración; la Ilustración recae en mitología», y como tal se convierte en la tesis central.

(en Horkheimer y Adorno, 2007, p.11) Otras obras de Adorno como el ensayo La personalidad autoritaria de 1950, Mínima Moralia de 1951, su obra maestra Dialéctica negativa de 1966 y Stichworte Kritische Modelle ( Palabras clave-Modelos críticos ) de 1969, caracterizan el aporte fundamental a la teoría crítica social en tiempos de modernidad, y en el contexto comunicacional la crítica a las industrias culturales que mimetiza a la sociedad.

Una de esas apuestas de Adorno sigue vigente frente al positivismo de la ciencia. Es el ensayo como forma de compartir conocimientos en libertad. Indica Kray (2018 ) al respecto: En cuanto al ensayo, Adorno, incluso después de más de 50 años después de la publicación original de su texto, tenía razón una vez más: el tiempo es menos favorable que nunca.

Y, sin embargo, «El ensayo como forma» ( The Essay as Form ) sigue siendo un ejemplo de cómo desafiar estas grandes tendencias (positivistas) de la producción de conocimiento (p.15) Así pues, el ensayo es una forma de resistencia intelectual al positivismo, un arma para plantear premisas de enfoque crítico ante el sistema dado.

En el libro Teoría estética, Adorno (1970 ) critica el mercantilismo que provoca la industria cultural en el arte, indicando -entre otros postulados- que «en la medida en que el arte corresponde a una necesidad social, se ha convertido en un negocio dirigido por el beneficio que sigue adelante mientras sea rentable y su perfección haga olvidar que ha muerto» (pp.47-48).

Adorno asienta postulados que son base en la época contemporánea de muchos trabajos que fructificaron y evolucionaron la teoría crítica y el análisis de las industrias culturales en el tiempo y espacio, e inclusive premeditan el futuro. Mateu Cabot (2016 ) argumenta que en el presente aún podrían extraerse argumentos para la discusión sobre aquello que constituye el carácter artístico.

Según Adorno, diferencia una mercancía de la cultura de masas y una obra de arte, una vez que se han vuelto perceptivamente indiscernibles, hecho provocado por las industrias culturales.1.3. Herbert Marcuse y el gran rechazo La vida y obra de Herbert Marcuse se asentaron entre la línea política de lo que denominó la «nueva izquierda» en Estados Unidos.

  1. Próximo a las obras de Marx y Freud, impulsa la crítica al progreso de una sociedad industrial de represión y alienación de la ciudadanía empobrecida, especialmente la clase obrera.
  2. Likauer (2018 ) destaca la importancia del filósofo, afirmando que Marcuse publicó lo que podría considerarse como el libro más famoso presentado por la Escuela de Frankfurt sobre teoría crítica: Hombre unidimensional: estudios en la ideología de sociedades industriales avanzadas, junto con su trabajo Rechazar la unidimensionalidad,

Este «gran rechazo» es posiblemente el concepto más potente de Marcuse para todos aquellos que optan por resistir la opresión, la injusticia y la humillación. En ese sentido, Marcuse (1993 ) avizoraba en 1954 que: Las tendencias totalitarias de la sociedad unidimensional hacen ineficaces las formas y los medios de protesta tradicionales, quizás incluso peligrosos, porque preservan la ilusión de soberanía popular.

  1. Esta ilusión contiene una verdad: «el pueblo» que anteriormente era el fermento del cambio social, se «ha elevado», para convertirse en el fermento de la cohesión social.
  2. En este fenómeno, más que en la redistribución de la riqueza y la igualdad de clases, se encuentra la nueva estratificación característica de la sociedad industrial avanzada.

(p.129) A partir de las bases teóricas propuestas por Marcuse se tejen en la actualidad argumentos con otros autores que construyen propuestas contemporáneas. Por ejemplo, Michiel Bot (2017 ) realiza una reseña del libro de Cristopher Holman La política como creación radical: Herbert Marcuse y Hannah Arendt sobre la performatividad política, en el cual se busca desarrollar «un nuevo modelo teórico de democracia», debido a una crisis de la democracia liberal contemporánea.

  • Efectúa una correspondencia sistemática entre Marcuse y Arendt, en un intento para forjar conexiones entre la teoría crítica y el pensamiento político.
  • La creación radical consiste en interpretaciones rigurosas de textos de Marcuse y Arendt en diálogo crítico con otros académicos (principalmente anglófonos) que resaltan la riqueza de estos trabajos y sugieren posibilidades prometedoras para conexiones adicionales.

De la misma forma, Caio Eduardo Teixeira- Vasconcellos (2018 ) caracteriza la obra de Marcuse frente a la postura de Weber para esta época, donde se pueden escrutar transformaciones en la esfera política que caracterizarían la modernidad tardía. Aunque la imbricación entre los procedimientos burocráticos de organización política y la ascensión de liderazgos carismáticos confluye para la cohesión interna de dichas sociedades, así como para aminorar los antagonismos entre las clases sociales, las antinomias inmanentes entre estos dos tipos de dominación social explicitan el carácter objetivamente contradictorio de esta etapa del capitalismo y de la civilización.1.4.

El aporte de Jürgen Habermas con la acción comunicativa Habermas perteneció a la segunda generación de la Escuela en el Instituto de Investigación Social. Fue un seguidor de Adorno y ayudante de Horkheimer en la construcción de la teoría crítica de la sociedad y contribuyó en la crítica al positivismo de razón instrumental.

En sus obras clásicas (como Conocimiento e interés y Ciencia y técnica como ideología, de 1968, o Lógica de las ciencias sociales, de 1969) se confirma el aporte a la cimiente del pensamiento de la Escuela de Frankfurt. Habermas (1986 ) manifestaba al respecto: A mi entender, en el futuro puede plantearse tal problema.

Efectivamente, la proposición de riqueza social que crea un capitalismo industrialmente desarrollado y las condiciones tanto técnicas como organizativas bajo la que se produce esta riqueza hacen cada vez más difícil vincular la atribución de status, aunque solo sea de forma subjetivamente convincente, al mecanismo de la evaluación del rendimiento individual.

(p.112) En este orden de ideas, Habermas considera que la «mitología positivista» tiene intereses marcados de control. Ante ello plantea superar las dificultades de las ciencias sociales a través de la concepción dialéctica con análisis histórico global, constituir elementos normativos y distintos procedimientos de investigación, como el método hermenéutico y el método histórico conceptual.

Otro de los grandes aportes de Habermas (1999 ) es la teoría de la acción comunicativa, definida por el autor como: concepto de racionalidad comunicativa remite, por el primer lado, a las diversas formas de desempeño discursivo de pretensiones de validez (por eso habla Wellmer también de racionalidad «discursiva»); y por el otro, a las relaciones que en su acción comunicativa los participantes entablan con el mundo al reclamar validez para sus manifestaciones o emisiones; de ahí que la descentración de la visión del mundo se haya revelado como la dimensión más importante de la evolución de las imágenes del mundo.

(p.111) Es sin lugar a dudas la práctica comunicativa reconstructiva del discurso que se funda a partir de la razón y las coacciones. Es la denominada «racionalidad comunicativa», que genera consensos y comprensión entre los actores. El aporte de Habermas deja retos pendientes para su abordaje, vigentes desde la teoría crítica dialéctica.

  • Rubia de Araujo Ramos (2017 ) efectúa un análisis contemporáneo al respecto y constata que la teoría reconstructiva busca superar la dualidad entre las ciencias empíricas y la hermenéutica.
  • Se preocupa por la teoría de los intereses cognitivos, por el carácter político de la producción de conocimiento científico y la idea de una comunidad crítica falible, así como las relaciones intersubjetivas y su noción bidimensional del concepto de sociedad.

Habermas revela un problema epistemológico sobre la dualidad entre el conocimiento positivista, sobre la base de la comprobación empírica respecto del conocimiento hermenéutico y sobre la base de la comprensión de los sentidos, a través de una ciencia normativa.

  1. La importancia de este autor se irradió por todo el mundo y entre muchos seguidores, además de provocar debates y coloquios en torno a sus obras de forma interdisciplinaria para encontrar puntos de encuentro.
  2. Este es el caso, por ejemplo, de Karime Silva Siviero y Brunela Vieira de Vincenzi (2017 ), en su artículo «La importancia de construir consenso en las obras de Jürgen Habermas y Axel Honneth».

Inicialmente investigan cómo la teoría habermasiana de la acción comunicativa permite comprender el funcionamiento de la disputa alternativa de mecanismos de resolución y la forma en que hacen uso de la dinámica del conflicto para restablecer el canal de diálogo entre las partes, así como fomentar el surgimiento de soluciones satisfactorias.

  • También se destaca cómo la teoría de la justicia de Axel Honneth afecta la comprensión del sentido ético de la libertad jurídica en las sociedades contemporáneas y cómo la democratización de los espacios de interacción ayudaría a los ciudadanos a fortalecer su libertad y autonomía.
  • La referencia filosófica analizada denota que la construcción de consenso constituye un instrumento legítimo de emancipación social.2.

EL APORTE CRÍTICO DE OTROS AUTORES 2.1. Walter Benjamin y la mediación del lenguaje Walter Benjamin, desde sus exilios y de manera independiente, trabajó en la teoría crítica a partir del postulado de razón instrumental de Adorno y el análisis de la razón comunicativa de Habermas.

El estudio y ejercicio del lenguaje es uno de sus aportes centrales a la teoría crítica, en cuyo fundamento los seres humanos en situaciones violentas pueden encontrar acuerdos. Benjamin (1988 ) señala que «no hay acontecimiento o cosa, ni en la naturaleza animada ni en la inanimada, que no participe en cierto modo del lenguaje, pues es esencial a cada cosa comunicar su contenido espiritual» (p.9).

Según López de Lizaga (2005 ), Benjamin no creyó posible que la filosofía política pudiese tomar como fundamento normativo el modelo de una interacción libre de dominación y mediada por el lenguaje, pero no menos cierto es que este modelo está trazado con toda claridad en su ensayo sobre la violencia.

  1. También el segundo gran paradigma de la teoría crítica tiene en Benjamin un precursor inequívoco.
  2. Hebe Clementi, en el prólogo a Zur Kritik der Gewalt -traducido al español como Para una crítica de la violencia (1995)-, de 1921, indica que Benjamin recorre todo un periplo que no se puede eludir y que hace radicar en el fundamento subjetivo del hombre.

Aunque subraya que su operatividad está en la aprobación objetiva de la ley que circula a disposición del hombre medio, es decir, al alcance del hombre común, el que protagoniza la historia. En esta misma línea agrega que «hay una esfera hasta tal punto no violenta del entendimiento humano que es por completo inaccesible a la violencia: verdadera y propia esfera de entenderse, la lengua» (en Benjamin, 1995, s.p.), que es como decir la posibilidad humanizadora de la naturaleza, el entendimiento por la palabra, el compromiso, el pacto, que es la pax, sin adjetivaciones.2.2.

Antonio Gramsci respecto a las industrias culturales Su mayor aporte fue escrito desde la cárcel, cuando fue recluido por los nazis. Sus cuadernos de la época son hasta ahora debatidos y reivindicados por los distintos enfoques que plantea. Para los fines de la presente reflexión, el que interesa es el número 11, que refiere la crítica filosófica al positivismo y afirma que esta filosofía pertenece al hombre, constituido en un ser reflexivo-crítico, inconformista por antonomasia.

Gramsci, asimismo, introduce la interpretación culturalista (culturista) del análisis de las ciencias sociales. Al respecto, Mussi (2017 ) indica que Gramsci buscó en las ideas de Croce y De Sanctis el argumento para la crítica del cosmopolitismo de la cultura italiana, de la literatura como actividad necesaria e irreversiblemente separada de la vida popular.

Contra esta separación, defendió una historia de la cultura italiana como artística y popular al mismo tiempo, dominante y subalterna. En los escritos carcelarios sobre crítica literaria, Gramsci presentó su modelo: la crítica cultural y artística concebida como diferente de una descripción de lo que la cultura o el arte representan socialmente o de las características de determinado contexto histórico-social.

Este cuaderno es significativo porque trata sobre la crítica a la industria cultural que enfrenta al arte en su razón de ser, que al decir de Freud es edificar, reconstruir cuando se está en peligro de derrumbe, y no el envilecimiento social.2.3. Leo Löwenthal y la sociedad de consumo Robinson (2006 ) señala que Leo Löwental formó parte del Instituto de Investigación Social de Frankfurt y luego del Instituto de Columbia, donde cumplió un papel fundamental en el desarrollo de una sociología de la literatura y la cultura popular.

Una de sus preocupaciones fue arrinconar los lastres de la guerra que laceran el espíritu y reviven las distintas formas de opresión. Critica la propaganda en ella fundada y la posibilidad de limpiar esa historia negra en función de que no se replique en el futuro. En uno de los coloquios de la pos II Guerra Mundial manifestaba: Como último superviviente de la época fundacional de la teoría crítica, el análisis crítico del pasado y la preocupación por la moralidad política del presente me resultan un asunto de lo más urgente.

Cuando hablé al principio del mecanismo de represión que caracteriza el fenómeno de la destrucción de libros como un fenómeno histórico, es nuestro deber escapar de ese círculo diabólico. (en Marzán y Cruz, 2013, p.117) Los estudios sobre los efectos múltiples del consumo cultural ocupan un espacio trascendental en el análisis de Löwental.

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Analiza esas relaciones complejas entre sociedad de consumo y literatura que aprovechan el mercado corporativo para incentivar el derroche, el tiempo de ocio y generar ganancias a costa del arte. Su efecto es el adormecimiento de la masa societal.4 2.4. Oskar Negt y el espacio público Este sociólogo, filósofo y educador de la clase obrera forma parte de la segunda generación frankfurtiana.

Plantea un tratamiento sobre el espacio público oposicional, que consiste, según Paz (2012 ), en un espacio simbólico de confrontación política donde se contraponen los intereses, fundamentados en teorías económicas o políticas, de quienes ostentan el poder respecto al bien común de todos los ciudadanos que no participan en las redes de decisión.

  1. Este espacio público está definido y acaparado por los medios de comunicación de masas, que también están imbricados en las redes de poder a las que dicen vigilar, pero de las que dependen en su financiación.
  2. Estos medios tienen un gran poder para crear opiniones que en su mayor parte están viciadas por la ideología de los poderosos.

En el proceso de educación de las clases subalternas al poder, Oskar Negt descubre la potencialidad de las movilizaciones públicas. Se reivindica la protesta y una nueva forma de expresión de la clase obrera, donde discurren la subjetividad y la rebeldía que gana el espacio público.

Eugenia Roldán (2017 ) expresa la evolución del análisis crítico del espacio público respecto de planteamientos precedentes: «Mientras que Habermas entiende la esfera pública en términos discursivo-racionales, Negt y Kluge revalorizan el lugar de la imaginación y la fantasía como aquellas capacidades universales que, activadas en la experiencia subjetiva, pueden contrarrestar el bloqueo del horizonte social de experiencia» (p.77).

En ese sentido, se considera que los rasgos subjetivos del ser humano implican la recreación del imaginario público como forma de resistencia ante el ejercicio del poder constituido. Para Negt el sueño es un medio inicial para la lucha. En ese sueño se busca la utopía colectiva para una mejor condición de vida, inspira a las masas a tomar los espacios públicos creativamente, y por ende luchar por sus ideales.2.5.

  1. Axel Honneth y el reconocimiento social Honneth es integrante de la tercera generación de la Escuela de Frankfurt.
  2. Estuvo inmerso en el ámbito de la filosofía política y social, particularmente en la teoría del reconocimiento, donde despliega una teoría social.
  3. En su trabajo traducido por Judit Romeu Labayen como Reconocimiento y menosprecio: sobre la fundamentación normativa de una teoría social, introduce la categoría del reconocimiento como la clave interpretativa que permite comprender la complejidad de las luchas sociales contemporáneas.

En el marco de principios de justicia social, autores contemporáneos evidencian el aporte sociológico innovador de Honneth, que reaviva el análisis del valor social humano en relación con el reconocimiento del derecho humano. Jo Na Young (2018 ) recalca que Honneth analizó los trabajos de Hegel y Mead como base a la teoría del reconocimiento para buscar el «reconocimiento mutuo», donde los sujetos pueden desarrollarse sin dañar sus identidades.

El análisis de Honneth revela que la justicia social se relaciona con temas que forman su propia identidad, basada en tres relaciones de reconocimiento: amor, derecho, otorgamiento de valor social. Enfatiza que cualquier reserva de reconocimiento asociada con la privación social, insulto, degradación e indiferencia conduce a la injusticia social.

La crítica de Honneth revela que las condiciones de vida moderna-capitalista están provocando en las sociedades personalidades deformadas en sus facultades, como acción moderna de reificación.5 Su teoría del reconocimiento es, sin lugar a dudas, un aporte que evoluciona la teoría crítica en la pluralidad de campos donde se desarrolla.

Cabe remarcar que ese reconocimiento está basado en la justicia social, sin embargo, debe hacer frente al menosprecio del valor humano, dado que la modernidad se encarga de la anulación de las personas que no están en línea moderna.2.6. Siegfried Kracauer y la crítica desde el cine Kracauer trabajó junto a Walter Benjamin como editor de cine y literatura del Frankfurter Zeitung, uno de los principales periódicos de Frankfurt.

Desde el periodismo y el cine establece duras críticas contra sistemas políticos totalitarios como los de Stalin y Hitler. Se propuso constituir una forma de relacionarse con la clase popular a través del cine. Lewit (2017 ) destaca su espíritu humanista y curioso.

  1. Durante sus «años americanos» Kracauer trabajó febrilmente y produjo un gran cuerpo de escritos, entre los que se encuentran en un lugar perdurable dentro del canon de los estudios de cine De Caligari a Hitler y Una historia psicológica y una teoría del cine,
  2. En el análisis de Simón Puerta (2017 ) se concibe el aporte de Kracauer sobre análisis culturales y de teoría crítica, que permean otros contextos y otros desenlaces sociológicos.

Revela la falsa reconciliación entre individuo y sociedad, independiente del devenir histórico concreto del fascismo, del estalinismo o de la democracia cultural norteamericana. Así mismo, el análisis de Kracauer no agota la discusión respecto a la experiencia de la modernidad en su época de masificación, pero su énfasis en lo particular sí permite develar mecanismos y opacidades que pasan desapercibidos y que brindan elementos de primera importancia para un criterio científico y riguroso de la época hasta su actualidad.

La relevancia metodológica y epistemológica es que cada situación particular, que cada acercamiento a lo concreto, contiene en sí el todo, una verdad que se debe integrar a una interpretación social de la realidad. Los opuestos en Kracauer fueron motivo de su análisis. Por ejemplo, si se analiza el concepto de «caliente» debe considerarse también el concepto de «frío», ya que en esa oposición singular se encuentra un criterio completo del asunto.

En su crítica cultural también connota y devela las intenciones de influencia oscura que tienen los productores de cine corporativos. Sin embargo, el cine empleado con fines realistas que sobrepasa el formalismo es para Kracauer el que constituye un medio para la transmisión de ideales y valores.3.

  • LA DISCUSIÓN GENERAL SOBRE LAS INDUSTRIAS CULTURALES El concepto de «industrias culturales» se debe a las premisas formuladas por la Escuela de Frankfurt, basadas en la crítica hacia los medios masivos de comunicación por la manipulación de las audiencias con sus contenidos lascivos.
  • Horkheimer y Adorno conciben las industrias culturales como al conjunto de empresas/instituciones u otros responsables de la creación, producción, exposición-difusión, comercialización de servicios y de bienes culturales, sobre todo de entretenimiento, entre ellos: arte, moda, turismo, publicidad, entre otros.

Horkheimer y Adorno (1998, p.192) evidencian para su época que la industria cultural tiende a presentarse como un conjunto de proposiciones protocolarias y así justamente como profeta irrefutable de lo existente. Ella se mueve con extraordinaria habilidad entre los escollos de la falsa noticia identificable y de la verdad manifiesta, repitiendo fielmente el fenómeno con cuyo espesor se impide el conocimiento y erigiendo como ideal su continuidad omnipresente.

  1. La ideología se escinde en la fotografía de la terca realidad y en la pura mentira de su significado, que no es formulada explícitamente, sino solo sugerida e inculcada.
  2. Para demostrar la divinidad de lo real no se hace más que repetirlo cínicamente hasta el infinito.
  3. La industria cultural ha heredado la función civilizadora de la democracia de las fronteras y de los empresarios, cuya sensibilidad para las diferencias de orden espiritual no fue nunca excesivamente desarrollada.

Estas industrias culturales «suponen hoy en día un importante nicho de mercado encargado de elaborar, de la forma más rentable posible, productos cuya originalidad resulta, en ocasiones, dudosa. Los contenidos audiovisuales, al igual que la información, se han convertido en una mercancía que se cotiza a un alto precio» ( Aguaded Gómez, Caldeiro Pedreira y Rodríguez López, 2015, p.17).

Su preminencia es más fuerte en el sentido de la irrupción de la multimedia. La capacidad de resistencia se renueva en la figura del receptor crítico, como algo significante que se contrapone a la industria cultural manipuladora. En Cuba, por ejemplo, ante la globalización económica y cultural se plantean estrategias de unidad de mujeres y hombres inmunes a la acción ideológica, política y cultural del imperialismo mercantil-capitalista, capaces de decodificar mensajes impositivos y codificar mensajes de resistencia ( Bell Lara y Caram León, 2019 ).

La postura mercantilista de las industrias culturales se renueva y genera estrategias de crecimiento económico, como es el caso de las corporaciones de medios masivos. Havens, Lotz, y Tinic (2009 ) remarcan: Proyectos de bricolaje y la aceleración de la producción y distribución global estratégica.

Y a medida que proliferan las nuevas ventanas de contenido y las audiencias continúan fragmentándose (local y globalmente), los miembros de la industria están negociando caminos simultáneamente para aplicar viejas reglas a un nuevo juego mientras explotan el potencial para revolucionar ambos, contenido y ganancia económica.

(p.250) La diversificación de las industrias culturales con la evolución de los medios en la era digital, constituidos en multimedia, abarca hasta el manejo periodístico de información como mercancía, denominado en época actual como la «industria de la prensa».

Pérez, Gómez y Navarrete (2015 ), investigadores españoles, asienten: Creemos que en un mercado dominado por los grandes grupos de comunicación, ya sean convencionales o digitales, la actuación del usuario y la creación de contenidos por parte del mismo no suponen un verdadero rival para los medios informativos, razón por la cual el periodismo ciudadano no supone una amenaza para la industria de la prensa.

(p.910) Las nuevas industrias culturales se expandieron y sus consumidores se diversificaron. También se acrecentaron las ganancias de las corporaciones producto de los bienes intangibles que comercian, contenidos mediáticos que generan en las audiencias adormecimiento y alienación.

  • Incluso llega al punto de constituir comunidades insensibles ante la constante exposición de contenidos lascivos y con alta carga de morbo que brindan las industrias culturales mediáticas, ahora también industrias multimediáticas.
  • Ignacio Riffo Pavón (2015) señala que vivimos en una sociedad mediatizada, en donde los conglomerados de medios masivos de comunicación, gracias a las nuevas tecnologías, abastecen a los individuos de mercancías culturales que traman la cultura mediática.

Actualmente, para hablar de sociedad mediatizada es fundamental hacer referencia a los grandes grupos dueños de la industria cultural. Además, las nuevas tecnologías de los medios masivos pueden orquestar mediante sus contenidos de información o entretenimiento, para niños o adultos, convenciones y estructuras configuradas ingeniosamente para alcanzar el control social.

  • Manipular e instruir, hecho que es posible para los medios masivos.
  • Por ejemplo, el «miedo» o la «incertidumbre del mañana» son una de esas sutiles técnicas para mantener a los individuos tranquilos, embelesados y sin ánimos de luchar por sus derechos o libertades.
  • Según Ortega Mohedano, Jiménez Sánchez y Lavin (2018 ), el tiempo que se asigna al consumo televisivo por parte de niños y jóvenes en Occidente lleva asociado un efecto sustitutivo sobre otras actividades.

Esto provoca que estén expuestos a una visión mainstream del mundo poco diversa con creencias, encuadres, perspectivas y valores del capital cultural que dependerían de las productoras que más han dominado a lo largo de la historia. Esto de pronto genera patrones en las industrias culturales a las que pertenecen, entendiendo que estas pueden ser generadoras de ideologías y de posibles imaginarios colectivos sesgados en una sociedad.

  1. CONCLUSIONES Uno de los aportes de la Escuela de Frankfurt es la teoría crítica del conocimiento cuyos precursores son Horkheimer, Adorno y otros autores que siguieron su huella.
  2. Todos ellos incidieron en el desarrollo de las ciencias sociales, especialmente en el campo de la comunicación y el estudio específico de las industrias culturales y su impacto en las sociedades de todo el mundo.

Antes, como ahora, los basamentos de la teoría crítica y las industrias culturales son estudiados, desestructurados y evolucionados por autores contemporáneos. El propósito es concretar propuestas teóricas y prácticas en la investigación, para la defensa de la cualidad humana de manera integral, en cuerpo, mente y espíritu a través de la creatividad y la crítica frente a la desalmada ciencia positivista de la Ilustración.

La teoría crítica interpone el alma y el arte al proceso evolutivo de la ciencia. En el estudio de la comunicación se evidencia el dominio incesante del mercantilismo cultural, el descuido y el desprecio por la cualidad humana transfigurada por las industrias culturales, cuyos consumidores quedan obnubilados por los contenidos de los medios tradicionales y las multimedias en Internet.

Este trabajo se enmarca en AlfaMed (Red Interuniversitaria Euroamericana de Investigación en Competencias Mediáticas para la Ciudadanía), con el apoyo del Proyecto I+D « Youtubers e instagrammers : la competencia mediática en los prosumidores emergentes» (RTI2018-093303-B-I00), financiado por la Agencia Estatal de Investigación del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades de España y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).

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¿Qué aporto la teoría crítica?

Lo crítico de la teoría no sólo opera como un adjetivo, sino que pasa, en primer lugar, por sustantivizar una actividad teórica del trabajo en la investigación y discusión, y, en segundo lugar, por instalar una mirada que reflexiona críticamente sobre sus saberes y prácticas y como éstos a su vez determinan las teorías.

Las “teorías críticas” son maneras de mirar las prácticas, saberes y arreglos sociales, políticos y culturales que pasan por estructuras, procesos e instituciones solidificados y legitimados para desnaturalizarlos, desenmascararlos y situarse reflexivamente en contextos de poder, disciplinamiento, control y hegemonía.

Las “teorías críticas” no sólo estarían determinadas por su vocación teórica hacia los procesos sociales y políticos, sino también como reflexividades que se acercan críticamente a las diversas manifestaciones y prácticas de la cultura: arte, cine, literatura, poesía, filosofía, etc.

  1. Esto posibilita trabajar en diferentes niveles: seminarios sobre teorías críticas, seminario sobre acercamientos críticos a la cultura, por ejemplo, las relaciones entre la teoría frankfurteana y la cultura de masas —cine, literatura, etc.— o establecer campos de tensión entre ambos.
  2. El objetivo de la LTP línea es realizar investigaciones y discusiones relacionadas con las diferentes teorías críticas, sus aportes, implicaciones y potencial crítico para comprender las diferentes modernidades y sus procesos filosóficos, epistemológicos, sociales y políticos, así como realizar estudios críticos sobre las diferentes manifestaciones y prácticas de la cultura (arte, literatura, cine, poesía, teatro, etc.).

Integrantes de la DCSH: Dra. Miriam Madureria Dra. Paulina Aroch Dra. Zenia Yébenes Dra. Claudia Arroyo Mtra. Sylvia Sosa Dr. Enrique Gallegos Dr. Jorge Galindo Dra. Elodie Ségal Dr. Daniel Sandoval Integrantes externos a la DCSH: Dr. Felipe Victoriano (DCCD, UAM Cuajimalpa) Dr.

¿Qué tipo de sociedad que esperaba la Escuela de Frankfurt?

1.2 La cuestión de las ciencias sociales – La pretensión de la Escuela de Frankfurt es analizar la sociedad occidental capitalista y proporcionar una teoría de la sociedad que posibilite a la razón emancipadora las orientaciones para caminar hacia una sociedad buena, humana y racional.

  • Horkheimer criticó el carácter de criterio último y justificador que reciben los hechos en el positivismo.
  • Pero no hay, según él, tal captación directa de lo empírico.
  • El positivista no advierte que su ver, percibir, etc., está mediado por la sociedad en la que vive.
  • Si renuncia a percibir esta mediación de la totalidad social del momento histórico que vive, se condena a percibir apariencias.

La teoría crítica no niega con ello la observación, pero sí niega su primacía como fuente de conocimiento. Tampoco rechaza la necesidad de atender a los hechos, pero se niega a elevarlos a la categoría de realidad por antonomasia. Lo que es, no es todo.

  • Allí donde no se advierte el carácter dinámico, procesual, de la realidad, cargado de potencialidades, se reduce la realidad a lo dado.
  • Y tras las reducciones están las justificaciones.
  • La ciencia moderna, galileana, no ha advertido que es hija de unas condiciones socioeconómicas y que está profundamente ligada con un desarrollo industrial.

Privilegia una dimensión de la razón: la que atiende a la búsqueda de los medios para conseguir unos objetivos dados. Pero esos objetivos o fines no se cuestionan, son puestos téticamente o “decisionísticamente” por quienes controlan y pagan los servicios de la ciencia.

  • La razón se reduce, así, a razón instrumental.
  • Y su expresión más clara, la ciencia positivista, funciona, con el prestigio de los éxitos tecnológicos y su racionalización en la teoría de la ciencia, como una ideología legitimadora de tal unidimensionalización de la razón.
  • No se puede desvincular el contexto de justificación del contexto de descubrimiento.

Es decir, no se puede atender a la lógica de la ciencia, al funcionamiento conceptual, y prescindir del contexto sociopolítico-económico donde se asienta tal ciencia. Los factores existenciales y sociales penetran hasta la estructura misma del conocimiento.

  1. No es, pues, baladí para el contenido mismo de la ciencia el atender al entorno social que la rodea y la posibilita.
  2. Quien olvida este entorno, que Adorno y Horkheimer denominan totalidad social, desconoce, además de las funciones sociales que ejercita su teorización, la verdadera objetividad de los fenómenos que analiza.

El racionalismo crítico reduce en exceso toda la problemática de la ciencia a cuestiones lógico-epistemológicas. Frente a esta tendencia, la postura de la teoría crítica será, no negar, sino ir más allá de las afirmaciones de K. Popper. La crítica de la escuela de Frankfurt a Popper se puede resumir en: 1.

Respecto al origen del conocimiento, Acepta la tensión entre saber y no saber popperianos. Sitúa el problema en el comienzo de la ciencia. Pero no acepta la reducción de Popper a problemas intelectuales, epistemológicos, mentales, sino a problemas prácticos, reales. Dicho de otra forma y para evitar confusiones: al principio de la ciencia no está el problema mental, sino el problema real, es decir, la contradicción,

Por consiguiente, al comienzo de las ciencias sociales están las contradicciones sociales.2. El método científico, El método científico es único. Pero no se acepta el monismo metodológico de Popper que eleva el modelo de las ciencias fisiconaturales a canon de la ciencia.

  • Se acepta que la raíz fundamental del método científico es la crítica, la razón crítica.
  • Pero Adorno entiende por crítica algo distinto de Popper.
  • Crítica, para Popper, es confiar en la fuerza de la razón, que nos mostrará si nuestros enunciados se pueden mantener como conformes a los hechos empíricos o no.

Se constituye así a los hechos, a lo dado, en criterio último de verdad. Adorno piensa que se priva de esta manera a las ciencias humanas y sociales del momento hermenéutico de la anticipación, Sin anticipar un modelo de sociedad, que exprese el ansia emancipadora, racional y de búsqueda del mundo social bueno del hombre, no hay posibilidad de escapar del anillo mágico de la repetición de lo dado, ni de dar cuenta del todo social que enmarca y da sentido a los hechos sociales concretos.

La crítica que conlleva la observación de los datos particulares, sin verlos estructurados en la totalidad social, es superficial. Y la crítica que no está dirigida por el interés emancipador no penetra más allá de la apariencia. Se impone, por tanto, una metodología que atienda a los datos de la realidad, pero que no olvide que hay que ir más allá de lo que aparece para captar el fenómeno en su objetividad.

Esto solo se logra si se acepta que la razón mantiene una relativa autonomía respecto de los hechos.3. La objetividad de la ciencia, Para Popper y el racionalismo crítico, radica en el método científico de la falsación. Horkheimer y Adorno no rechazan las aportaciones de la lógica científica y del falsacionismo, pero acentúan la peculiaridad de las ciencias humanas y sociales.

La sociedad no puede concebirse como un objeto más. La sociedad es también algo subjetivo. En razón de su estructura, es algo objetivo y subjetivo. Olvidar este aspecto conduce a poner el énfasis en la sociedad como objeto, como algo que yace ahí, enfrente de nosotros, y que solo puede ser captado mediante unos métodos determinados.

La prepotencia del método sobre el objeto deriva de esta consideración reificadora de la realidad social. Al final, la pretensión de subsumir toda explicación racional en el esquema nomológico-deductivo priva sobre la verdad misma de la cosa, que es contradicitoria e irracional.

  1. Para Adorno y Horkheimer, la objetividad se alcanza con el método crítico.
  2. Pero la vía crítica es, en este caso, no solo formal, no solo se limita a la reflexión sobre los enunciados, métodos y aparatos conceptuales, sino es crítica del objeto del que dependen todos estos momentos, es decir, del sujeto y los sujetos vinculados a la ciencia organizada.

Si la crítica no se convierte en crítica de la sociedad, sus conceptos no son verdaderos.4. El interés que impulsa a la ciencia social, La instancia específica que distingue la teoría crítica de otras teorías, por ejemplo el racionalismo crítico, es el interés emancipador o, como diría Horkheimer, el “interés por la supresión de la injusticia social”.

¿Quién financió la Escuela de Frankfurt?

Juan Mainer Baqué – Gabriel Rockhill (1972), autor del texto que presentamos, es un pensador, sociólogo, escritor y “activista” franco-estadounidense, no completamente desconocido en España -sólo en Rebelion.org ha sido varias veces publicado y traducido desde 2017-.

  1. Es filósofo de formación, discípulo de Irigaray y Derrida y posteriormente de Alain Badiou.
  2. Sus intereses, siempre en el contexto de una reflexión crítica con el capitalismo global, se han centrado en el campo de la historia, la política y la producción artística y cultural; de ello dan buena cuenta los títulos de algunos de sus libros: Logique de l ‘histoire (2010), Radical History & the Politics of Art (2014), Interventions in Contemporary Thought: History, Politics, Aesthetics (2016) y Counter-History of the Present: Untimely Interrogations into Globalization, Technology, Democracy (2017).

Ha sido director y fundador del Taller de Teoría Crítica en la Sorbona y en la actualidad es profesor de Filosofía en la Universidad de Villanova (Filadelfia, USA). Además de su trabajo académico, son frecuentes sus intervenciones en la esfera pública participando como «activista” (según su propia autodefinición) e “intelectual de izquierda”.

“La CIA y el anticomunismo de la Escuela de Frankfurt” constituye un sugerente y provocativo ensayo acerca de la derrota liberal experimentada, en el contexto de la Guerra Fría, por la llamada Escuela de Frankfurt, una de las corrientes de pensamiento más influyentes del siglo XX en el mundo occidental; aquel Instituto para la Investigación Social, de neta inspiración marxista en sus orígenes que tomó forma en 1923 con el objetivo de comprender el fracaso de la revolución alemana El foco del análisis que nos ocupa se centra en el escrutinio de la “sinuosa” trayectoria de Th.W.

Adorno y M.Horkheimer, aunque son inevitables las referencias a F. Pollock, J.Habermas, H.Marcuse y otros destacados miembros del Instituto. Pese a la notoria ausencia de aparato crítico -algo que hubiera sido más que deseable en un documento de su envergadura y naturaleza impugnadora- y a la tosquedad, en mi opinión, de las posiciones políticas que, implícitamente, exhibe su autor, el demoledor análisis al que se somete a la teoría crítica -devenida en “codiciada mercancia” de la industria cultural del capitalismo imperialista- posee, a pesar de los pesares, un indudable interés no sólo por las informaciones y datos que aporta, sino también por el singular momento y oportunidad en que este se da a conocer.

Por lo demás, la crítica teórica de fondo que aquí se maneja no es nueva en absoluto; sin ir más lejos, ya el propio Manuel Sacristán, que estudió a fondo a los autores de la Escuela e incluso tradujo al propio Adorno en los años 60, no dudó en calificar la obra del núcleo duro de los frankfurtianos como el producto de una “sociología dialéctica idealista”, muy alejada del marxismo y, por supuesto, del compromiso revolucionario —juicio certero sobre los moradores del “gran hotel abismo” que nuestro filósofo compartió con G.Lukács—.

Con todo, no sería esta, la única crítica teórica que, desde la izquierda, podría realizarse a esta influyente plataforma de pensamiento que, por ejemplo, fue bastante sorda y ajena a las aportaciones de la “otra” teoría crítica que emanó y abanderó el feminismo radical de los años 60 y 70.

Lo nuevo (y valioso) del texto de Rockhill es su interés por mostrar aspectos de la abierta y duradera connivencia y colaboración que, a través de sus miembros más influyentes, se estableció entre el Instituto y el establishment político y empresarial yanqui, a mayor gloria del imperialismo y de sus campañas anticomunistas.

Que esto se lleve a cabo desgranando un argumentario que a veces parece el contrapunto de las tesis conspiranoicas de la extrema derecha que presentan a la Escuela de Frankfurt como la nave nodriza del “marxismo cultural” y por tanto máxima responsable, junto al Islam, del declive de la civilización cristiana occidental, no deja de ser una inquietante paradoja.

Un texto, en fin, de recomendable lectura, que, obviamente, no debería servir para condenar al ostracismo el legado intelectual de una Escuela y unos filósofos que reflexionaron sobre alguno de los problemas medulares del siglo XX, que fueron capaces de profetizar, detectar y analizar con finura realidades muy actuales y que todavía hoy siguen siendo muy útiles para problematizar nuestro presente.

No estamos, precisamente hoy, para despreciar legados que, convenientemente “repensados”, nos pueden permitir imaginar y laborar alternativas para un mundo que ponga en el centro el principio de la igualdad entre los seres que lo pueblan. Gabriel Rockhill La teoría crítica de La Escuela de Frankfurt ha sido—junto a la teoría Francesa—una de las mercancías más codiciadas de la industria teórica global.

  • Juntas, sirven como una fuente común para muchas de las modas intelectuales que influencian los tipos de teoría crítica que actualmente dominan el mercado académico en el mundo capitalista, desde la teoría postcolonial y decolonial a la teoría queer, el afro-pesimismo y más allá.
  • La orientación política de La Escuela de Frankfurt ha tenido como consecuencia un efecto fundacional en la intelligentsia globalizada del mundo occidental.

Las luminarias de la primera generación del Instituto de Estudios Sociales—particularmente Theodoro Adorno y Max Horkheimer, quienes serán el foco de este corto ensayo—son figuras fundamentales en lo que se conoce como marxismo occidental, o cultural.

Para aquellos familiarizados con la reorientación de Jürgen Habermas que se aleja del materialismo histórico en la segunda y tercera generaciones de La Escuela de Frankfurt, este trabajo temprano frecuentemente representa una indiscutible era dorada de la teoría crítica, cuando aún estaba—aunque quizás de forma pasiva o pesimista—dedicada de alguna manera a una forma de política radical.

Si hay un grano de verdad en esta presunción, solo existe en la medida en que la Escuela de Frankfurt temprana se compara a generaciones posteriores que reinventaron la teoría crítica como ideología radical liberal—o incluso, simplemente y sin tapujos, como ideología liberal. Que Fue La Escuela De Frankfurt Grupo de estudio del Institut für Sozialforschung en 1923. Sentados, de izquierda a derecha: Karl August Wittfogel, Rose Wittfogel (1889–), desconocido, Christiane Sorge, Karl Korsch, Hedda Korsch, Käthe Weil, Margarete Lissauer (1876–1932), Béla Fogarasi, Gertrud Alexander; de pie: Hede Massing, Friedrich Pollock, Eduard Ludwig Alexander, Konstantin Zetkin, Georg Lukács, Julian Gumperz, Richard Sorge, Karl Alexander (niño), Felix Weil, desconocido (foto: Wikimedia Commons) Para evitar convertirnos en los tontos útiles de la historia, o caer en el provincialismo de la academia occidental, es por lo tanto importante re-contextualizar el trabajo del Instituto de Estudios Sociales en relación con la lucha de clases internacional.

Una de las características más significativas en este contexto fue el intento desesperado, de parte de la clase capitalista dominante, sus administradores estatales e ideólogos, de redefinir la Izquierda—en las palabras de Thomas Braden, agente de la CIA y soldado de la Guerra Fría—como “compatible,” entendida como la izquierda no-comunista.

Como Braden y otros involucrados han explicado en detalle, una faceta importante de esta lucha consistió en el uso de dineros de fundaciones y organizaciones-frente vinculadas a la Agencia como el Congreso para la Libertad Cultural (CCF) para promover el anticomunismo y atraer a izquierdistas a tomar posturas en contra de los socialismos existentes en el mundo.

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Horkheimer participó por lo menos en uno de los eventos organizados por el CCF en Hamburgo. Adorno publicó en un diario financiado por la CIA, Der Monat, la revista más grande de su tipo en Europa y un modelo para muchas otras publicaciones de la Agencia. Sus artículos aparecieron también en otras dos revistas de la CIA: Encounter y Tempo presente,

El también invitó a su casa, tuvo correspondencia y colaboró con el operador de la CIA que se podría considerar la figura principal en el movimiento alemán anticomunista Kulturkampf: Melvin Lasky. Fundador y editor en jefe de Der Monat, así como también miembro del comité original de dirección del CCF de la CIA, Lasky le dijo a Adorno que él estaba abierto a cualquier forma de colaboración con el Instituto de Investigación Social, incluyendo a la publicación de sus artículos y cualquiera otra declaración lo antes posible en sus páginas.

  1. Adorno aceptó su oferta y le mandó cuatro manuscritos que no habían sido publicados, incluyendo Eclipse of Reason (Eclipse de la razón) de Horkheimer, en 1949.
  2. El colaborador de toda la vida de Horkheimer estaba de esa manera conectado a las redes del CCF en Alemania Occidental, y su nombre aparece en un documento, probablemente de 1958/59, que delinea planes para un comité exclusivamente alemán del CCF.

Más aún, incluso después de que fue revelado en 1966 que esta organización de propaganda internacional era un frente de la CIA, Adorno continuó siendo “incluido en los planes de expansión del cuartel general en Paris,” lo cual era “lo usual en materia de negocios” de parte de Alemania bajo la vigilancia de Estados Unidos. Que Fue La Escuela De Frankfurt Que Fue La Escuela De Frankfurt Un análisis dialéctico de la producción teórica El análisis a continuación está basado en una explicación dialéctica de la totalidad social que sitúa las prácticas teóricas subjetivas de estos dos padres fundadores de la teoría crítica dentro del mundo objetivo de la lucha de clases internacional.

Este análisis no acepta la línea de división arbitraria que muchos académicos pequeñoburgueses desesperadamente intentan erigir entre la producción intelectual y el amplio mundo socioeconómico, como si los “pensamientos” de alguien pudieran- y debieran-ser separados de sus “vidas,” o del sistema material de producción, circulación y recepción teórica, al que me referiré aquí como el aparato intelectual.

Este tipo de suposición no-dialéctica, después de todo, no es mucho más que el síntoma de una aproximación idealista al trabajo teórico que presume la existencia de un reino espiritual y conceptual que funciona completamente independiente de la realidad material y de la política económica del conocimiento.

Esta presuposición perpetúa el fetichismo intelectual de las mercancías, entendido como la idolatría de los productos sagrados de la industria teórica que nos impide situarlos dentro del más amplio espacio de las relaciones sociales de producción y lucha de clases. También sirve los intereses de aquellos que tienen o aspiran a ser parte de alguna franquicia particular dentro de la industria teórica global, sea esta la “teoría critica de la Escuela de Frankfurt” o cualquier otra, porque protege la imagen de la franquicia misma (la cual se mantiene inmaculada de las existentes relaciones sociales de producción).

Si bien el fetichismo intelectual de las mercancías es una característica principal del consumo dentro de la industria teórica, el manejo de la imagen de marca es el sello de la producción. Para este tipo de análisis dialéctico, es importante reconocer que Adorno y Horkheimer en efecto sí movilizaron su actividad subjetiva en la formulación de críticas significativas del capitalismo, la sociedad de consumo y la industria de la cultura.

Lejos de negar esto, yo simplemente quisiera situar estas críticas dentro del mundo social objetivo, lo cual requiere hacer una pregunta muy simple y práctica que raramente es escuchada dentro de los círculos académicos: ¿si reconocemos que el capitalismo tiene efectos negativos, que debemos hacer al respecto? Mientras más profundamente nos adentramos en sus vidas y su trabajo, filtrando el deliberado oscurantismo de su discurso, sus respuestas se vuelven más obvias, y se hace más fácil entender la función social primaria de su proyecto intelectual colectivo.

Por más críticos que sean a veces del capitalismo, ellos regularmente afirman que no existen alternativas, y nada puede o en última instancia debe ser hecho al respecto. Más aun, como veremos, su crítica del capitalismo palidece en comparación a su categórica condena del socialismo. Que Fue La Escuela De Frankfurt Berlín, 29 de junio de 1950: Arthur Koestler lee el Manifiesto por la Libertad en una sesión pública del Congreso por la Libertad de la Cultura (foto: filosofia.org) Con respecto a esto, no es en lo más mínimo sorprendente que Adorno y Horkheimer hayan sido apoyados y promovidos tan extensamente dentro del mundo capitalista.

Para apuntalar a la Izquierda no-comunista compatible por sobre y en contra del peligro de los socialismos realmente existentes, ¿qué mejor táctica que alabar académicos de este tipo como si fuesen los más importantes, o incluso los más radicales pensadores Marxistas del siglo 20? “El marxismo,” de esta manera, puede ser redefinido como una especie de teoría critica anticomunista que no está directamente conectada a la lucha de clases desde abajo sino más bien a un tipo de teoría que libremente critica todas las formas de “dominación,” y que en última instancia se pone del lado del control capitalista de las sociedades por sobre y en contra de los supuestos horrores “fascistas” de poderosos estados socialistas.

A raíz del hecho de que esta forma ignorante de anticomunismo ha sido promovida ampliamente dentro de la cultura capitalista, este intento de redefinición del marxismo tal vez no sea inmediatamente reconocible para algunos lectores como reaccionaria y socialmente chauvinista (en el sentido de que en última instancia eleva la sociedad burguesa por sobre cualquier alternativa).

  • Desafortunadamente, grandes segmentos de la población en el mundo capitalista han sido indoctrinados por esta forma de respuesta mecánica basada en calumnias desinformadas, en vez de un análisis riguroso, cuando se trata de los socialismos realmente existentes.
  • Ya que la historia material de estos proyectos-en vez de las historias de horror mitológico construidas propagandísticamente alrededor del cuco comunista- serán esenciales para entender el argumento que sigue, me he tomado la libertad de referir al lector al profundo y fructífero trabajo de historiadores como Annie Lacroix-Riz, Domenico Losurdo, Carlos Martinez, Michael Parenti, Albert Szymanski, Jacques Pauwels, y Walter Rodney, entre otros.

También invito al lector a examinar las importantes comparaciones cuantitativas entre capitalismo y socialismo llevadas a cabo por exigentes analistas como Minqi Li, Vicente Navarro, y Tricontinental: (Institute for Social Research) Instituto de Estudios Sociales. Que Fue La Escuela De Frankfurt Fuente: realismo-Socialista.blogspot.com Los intelectuales en la era de la revolución y la lucha de clases global A pesar de que sus vidas tempranas estuvieron marcadas por los eventos histórico-mundiales de la Revolución Rusa y el intento de revolución en Alemania, Adorno y Horkheimer eran estetas que desconfiaban del supuesto caos de la política de masas.

  • Si bien su interés en el marxismo fue avivado por estos incidentes, era primariamente un interés de naturaleza intelectual.
  • Horkheimer se involucró marginalmente en actividades relacionadas con el consejo de la república de Múnich después de la segunda guerra mundial, particularmente a través del apoyo a algunos participantes después de que el consejo fuera brutalmente reprimido.

En todo caso, él-lo mismo es cierto a fortiori de Adorno- ” continuó manteniendo su distancia de los explosivos eventos sociales de su tiempo y a dedicarse principalmente a sus preocupaciones personales. ” Su condición de clase está lejos de ser insignificante en este respecto ya que los posiciona, a ellos y a su visión política, dentro del más amplio mundo objetivo de las relaciones sociales de producción.

Ambos teóricos de la Escuela de Frankfurt provenían de familias acomodadas. El padre de Adorno era un ” rico mercader del vino ” y el de Horkheimer era un ” millonario ” que ” era propietario de varias fábricas textiles. ” Adorno ” no tenía ningún tipo de relación con la vida política socialista ” y mantuvo toda su vida ” una profunda aversión a la militancia formal de cualquier partido de la clase trabajadora,” Similarmente, Horkheimer no fue nunca ” abiertamente miembro de ningún partido de la clase trabajadora,” Lo mismo es en general cierto de las otras figuras involucradas en los primeros años de la Escuela de Frankfurt: ” ninguno de los que pertenecían al círculo de Horkheimer era políticamente activo; ninguno de ellos tuvo su origen en el movimiento obrero o en el marxismo,” En las palabras de John Abromeit, Horkheimer buscaba preservar la supuesta independencia de la teoría y ” rechazaba la posición de Lenin, Lukács, y los Bolcheviques que propone que la teoría critica debe estar ‘arraigada'” en la clase trabajadora, o más específicamente en los partidos de la clase trabajadora.

El promovía a los teóricos críticos a operar como agentes libres intelectuales en vez de aterrizar su investigación en el proletariado, al cual veía como un tipo de trabajo al que denigraba como “propaganda totalitaria,” En su conjunto, la posición de Adorno, como la de Herbert Marcuse, fue resumida por Marie-Josée Levallée de la siguiente manera: ” el partido Bolchevique, al cual Lenin transformó en la vanguardia de la Revolución de Octubre, era una institución represiva y centralizada que le daría forma a la Unión Soviética en su propia imagen transformando la dictadura del proletariado en su propia dictadura,” Cuando Horkheimer tomó las riendas del directorio del Instituto de Estudios Sociales en 1930, su mandato estuvo caracterizado por preocupaciones especulativas sobre la cultura y la autoridad en vez de un análisis histórico materialista riguroso del capitalismo, la lucha de clases y el imperialismo.

En las palabras de Gillian Rose, ” en vez de politizar la academia,” el Instituto bajo Horkheimer ” academizó la política,” Esto se vio quizás en ningún otro lugar más claramente que ” en la política constante del Instituto bajo la dirección de Horkheimer,” la cual ” continuó promoviendo la abstinencia, no solo de cualquier actividad que se considerara remotamente política, sino también de cualquier esfuerzo organizado o colectivo de hacer pública la situación en Alemania o de apoyar a los emigrantes.

” Con la emergencia del Nazismo, Adorno intentó entrar en una etapa de hibernación, asumiendo que el régimen solo perseguiría a ” los Bolcheviques ortodoxos pro-Soviéticos y a los comunistas que hubiesen llamado la atención hacia si mismos políticamente” (ciertamente serian ellos los primeros en ser encerrados en los campos de concentración). Que Fue La Escuela De Frankfurt Max y Maidon Horkheimer en el barco que los llevaría al exilio en Nueva York en 1934 (foto: Max Horkheimer Archiv) Teoría crítica al estilo estadounidense Esta negación de participar abiertamente en formas de política progresista se intensificó cuando los lideres del Instituto viajaron a los Estados Unidos a principios de la década de 1930.

La Escuela de Frankfurt se adaptó “al orden local burgués, censurando su propio trabajo, pasado y presente, para complacer las susceptibilidades académicas o corporativas locales.” Horkheimer expugnó palabras como marxismo, revolución y comunismo de sus publicaciones para evita ofender a sus auspiciadores en EE.UU.

Más aun, cualquier tipo de actividad política estaba estrictamente prohibida, como lo explicaría más tarde Herbert Marcuse. Horkheimer puso su energía en asegurar financiamiento estatal y corporativo para el Instituto, e incluso contrató a una agencia de relaciones públicas para promover su trabajo en los Estados Unidos.

Otro emigrante de Alemania, Bertolt Brecht, no estaba completamente injustificado cuando describió críticamente a los académicos de Frankfurt como- en las palabras de Stuart Jeffries- ” prostitutas en busca de apoyo de fundaciones durante su exilio estadounidense, vendiendo sus habilidades y opiniones como mercancías para apoyar la ideología dominante de la sociedad opresiva estadounidense,” Ellos eran efectivamente agentes intelectuales libres, sin restricciones de ninguna organización ligada a la clase trabajadora; libres en su búsqueda de patrocinios corporativos o estatales para su marca registrada de teoría critica al gusto del mercado.

El amigo cercano de Brecht, Walter Benjamin, fue uno de los pensadores marxistas más importantes de la Escuela de Frankfurt de esa era. Él no pudo unirse al resto de los académicos en los Estados Unidos porque se suicidó trágicamente en 1940 en la frontera entre Francia y España, la noche antes de tener que enfrentarse a lo que sería su casi asegurada captura por los nazis.

De acuerdo con Adorno, él “se mató después de haber sido salvado” porque ya “había sido nombrado miembro permanente del Instituto y él lo sabía.” Él tenía “más que suficientes fondos” para su viaje, en las palabras del famoso filosofo, y sabía “que él podía contar completamente con nosotros con respecto a lo material.” Esta versión de la historia, que presenta el suicidio de Benjamin como una decisión incomprensible dadas las circunstancias, era un ejercicio en mendacidad con el objetivo de lograr la exoneración personal e institucional, de acuerdo con un análisis detallado recientemente publicado por Ulrich Fries.

Las figuras principales de la Escuela de Frankfurt no solo no estaban dispuestas a asistir a Benjamin financieramente en su lucha contra los nazis, argumenta Fries, sino que también hipócritamente llevaron a cabo extensas campañas de encubrimiento para presentarse a si mismos como sus benefactores benevolentes. Que Fue La Escuela De Frankfurt Bertholt Brecht y Walther Benjamin Benjamin dependía financieramente de un estipendio mensual del Instituto. Sin embargo, los académicos de Frankfurt aborrecían la influencia de Brecht y el marxismo revolucionario en su trabajo. Adorno no tenía compunción en describir a Brecht con el epíteto anticomunista de “salvaje” cuando le explicaba a Horkheimer que Benjamin debía ser “definitivamente” liberado de su influencia.

No es sorprendente, por lo tanto, que Benjamin tuviera temor de perder su mensualidad a raíz, en parte, de las críticas de Adorno a su trabajo y de su rechazo a la publicación de una sección de su estudio sobre Baudelaire en 1938. Horkheimer le dijo explícitamente a Benjamin alrededor de esa misma época, mientras las fuerzas fascistas cerraban su cerco alrededor de él, que debía prepararse para la descontinuación de la única fuente de ingresos que había tenido desde 1934.

Mas aún, argüía, que sus manos estaban “desafortunadamente atadas” cuando había rehusado financiar el viaje de Benjamin hacia territorio seguro a través de la compra de un pasaje en un buque a vapor hacia los Estados Unidos que hubiera costado menos de $200.

  1. Esto ocurrió literalmente “un mes después de haber transferido $50,000 extra a una cuenta bajo su exclusiva disposición,” lo cual representaba la “segunda vez en ocho meses” que él había asegurado $50,000 adicionales (el equivalente a un poco más de 1 millón de dólares en 2022).
  2. En Julio de 1939, Friedrich Pollock también obtuvo $130,000 adicionales para el Instituto de parte de Felix Weil, el hijo acaudalado de un capitalista millonario cuyas ganancias provenientes de la especulación inmobiliaria, el mercado de la carne y una empresa de granos en Argentina financiaron la Escuela de Frankfurt.

Era voluntad política, no dinero, lo que faltaba. Efectivamente, Fries concuerda con Rolf Wiggerhaus en que la cruel decisión de Horkheimer de abandonar a Benjamin era parte de un patrón más amplio en el cual los directores “pusieron sistemáticamente la realización de los objetivos de sus vidas privadas por sobre los intereses de todos los demás,” al mismo tiempo que propagaban la falsa apariencia de tener un “compromiso intachable con aquellos que eran perseguidos por el régimen Nazi.” Como si estuvieran poniendo el último clavo en el ataúd de Benjamin, los elementos Marxistas más explícitos fueron removidos de su patrimonio literario. Que Fue La Escuela De Frankfurt Félix Weil (centro) y Friedrich Pollock (derecha)(foto: infobae) Todd Cronan sostiene que hubo un cambio palpable en la totalidad de la orientación política de la Escuela de Frankfurt alrededor de 1940-el año en que Pollock escribió “Capitalismo de Estado”- a medida que fue dándole la espalda al análisis de clase en favor de privilegiar lo racial, la cultura y la identidad.

“Frecuentemente me parece,” le escribió Adorno a Horkheimer ese año, “que todo lo que solíamos ver desde el punto de vista del proletariado ha sido concentrado hoy en día con fuerza tenebrosa sobre los Judíos.” De acuerdo con Cronan, Adorno y Horkheimer “abrieron la posibilidad desde adentro del marxismo de ver el problema de clase como un asunto de poder, de dominación, en vez de verlo como un problema económico (los Judíos no eran una categoría definida por la explotación económica).

Y una vez que esa posibilidad emergió, se convirtió en el modo dominante de análisis de la izquierda en general. En otras palabras, los teóricos de Frankfurt ayudaron a preparar el escenario para un giro más universal que se aleja del análisis materialista histórico arraigado en la economía política hacia el culturalismo y las políticas identitarias, lo cual se consolidaría en la era neoliberal.

Es profundamente revelador en este sentido que el Instituto se haya embarcado en un estudio masivo del “Antisemitismo en los Sindicatos Estadunidenses” en 1944-45, bajo la tutela de Pollock. El fascismo había llegado al poder con extenso apoyo financiero de la clase capitalista gobernante, y continuaba en la senda de la guerra alrededor del mundo.

Aun así, los académicos de Frankfurt fueron contratados para enfocarse en el supuesto antisemitismo de los trabajadores de EE.UU. en vez de concentrarse en los fundadores capitalistas del fascismo o en los Nazis existentes que estaban peleando una guerra en contra de los Soviéticos.

Llegaron así a la extraordinaria conclusión de que “los sindicatos manejados por los comunistas eran los peores de todos, y que estos, en consecuencia, tenían tendencias “fascistas”: “Los miembros de estos sindicatos tienen una mentalidad más fascista que comunista.” El estudio en mención fue comisionado por el Comité Judío Laboral (JLC).

Uno de los lideres del JLC, David Dubinsky, tenía varias conexiones con la Agencia Central de Inteligencia y estaba involucrado, con personajes como los operadores de la CIA Irving Brown y Jay Lovestone, en la campaña extensa de La Compañía para apropiarse de los sindicatos organizados y expulsar a los comunistas.

  • Al identificar a los sindicatos comunistas como los más antisemitas, o incluso “fascistas,” la Escuela de Frankfurt aparentemente suministró parte de la justificación ideológica para destruir el movimiento obrero comunista.
  • Algunos podrían considerar la colaboración del Instituto de Estudios Sociales con las autoridades de EE.UU.

y la autocensura justificable dadas las actitudes anticomunistas, y en ocasiones proto- fascistas, de la elite en el poder en Estados Unidos, sin mencionar los ‘decretos y leyes del enemigo externo’ (alien enemy act). Ciertamente, basado en una mirada detallada de la historia y de las actividades del Instituto en Enero 21 de 1944, el Buró Federal de Investigaciones (FBI) movilizó numerosos soplones para espiar a los académicos por alrededor de diez años a raíz de la preocupación de que el Instituto pudiera estar funcionando como un frente comunista. Que Fue La Escuela De Frankfurt Karl-August Wittfogel con el antiguo líder estudiantil Rudi Dutschke y el disidente de la RDA Rudolf Bahro durante un debate el 15 de noviembre de 1979 en el auditorio de la Humboldt-School en Düsseldorf (foto:Roland Scheidemann/picture alliance via Getty Images) Difamar al Este, defender al Oeste (y recibir su dinero) En 1949-50, los intelectuales al frente de la Escuela de Frankfurt trasladaron el Instituto de vuelta a Alemania Occidental, uno de los epicentros de la guerra mundial intelectual en contra del comunismo.

“En este ambiente,” escribe Perry Anderson, “en el que el KPD debía ser proscrito y el SPD abandonó formalmente cualquier conexión con el marxismo, la despolitización del Instituto fue completada.” Nada menos que Jürgen Habermas-que ocasionalmente se situaba a la izquierda de Adorno y Horkheimer en los primeros años-acusó a este último de “conformismo oportunista en contradicción con la tradición crítica.” Efectivamente, Horkheimer había continuado censurando el trabajo del Instituto, rehusándose a publicar dos artículos de Habermas que criticaban a la democracia liberal y hablaban de “revolución,” osando sugerir la posibilidad de una emancipación de “las cadenas de la sociedad burguesa.” En su correspondencia privada, Horkheimer le comentaba abiertamente a Adorno que “simplemente no es posible admitir artículos de este tipo en el reporte de investigaciones de un Instituto que existe gracias a los fondos públicos de esta sociedad encadenadora.” Esta es, al parecer, una confesión directa de que la base económica de la Escuela de Frankfurt era la fuerza dominante detrás de su ideología, o al menos de su discurso público.

Con respecto a esto, es importante recordar que cinco de los ocho miembros del círculo de Horkheimer habían trabajado como analistas y propagandistas para el gobierno de Estados Unidos y su estado de seguridad nacional, el cual “tenía un interés establecido en la continua lealtad de la Escuela de Frankfurt ya que varios de sus miembros estaban trabajando en proyectos de investigación sensibles del gobierno.” Si bien Horkheimer y Adorno no estaban entre ellos, ya que recibían más apoyo a través del Instituto, el último de los dos había emigrado originalmente a los Estados Unidos a trabajar para la Oficina de Investigaciones Radiales de Paul Lazarsfeld, uno de los “anexos de facto de los programas gubernamentales de guerra psicológica.” Este centro de estudios de comunicación recibió una dotación substancial de $67,000 de la Fundación Rockefeller y trabajó muy de cerca con el estado de seguridad nacional (el dinero del gobierno constituía más del 75 porciento de su presupuesto anual).

  1. La Fundación Rockefeller también financió el primer regreso de Horkheimer a Alemania en Abril de 1948, cuando él aceptó una catedra de invitado en la Universidad de Frankfurt.
  2. Es importante recordar que los Rockefeller son una de las más grandes familias de gánsteres en la historia del capitalismo de EE.

UU., y que ellos usan su fundación como un paraíso fiscal que les permite movilizar una porción de su riqueza malversada “en la corrupción de la actividad intelectual y cultural.” Es más, ellos estuvieron involucrados directamente en el estado de seguridad nacional durante el tiempo en el que patrocinaban a la Escuela de Frankfurt. Que Fue La Escuela De Frankfurt Jurgen Habermas en un seminario de filosofía en Frankfurt, 1969 (foto: Max Scheler) Con todos estos vínculos a la clase dominante capitalista y al imperio de EE.UU., no es de ningún modo sorprendente que el gobierno de Estados Unidos haya apoyado el regreso del Instituto a Alemania Occidental en 1950 con una significativa contribución de 435,000 DM ($103,695, o el equivalente a $1,195,926 dólares en 2022).

Estos fondos fueron administrados por John McCloy, el Alto Comisionado de EE.UU. en Alemania. McCloy era un miembro central de la elite de poder de EE.UU., que había trabajado como jurista y banquero para IG Farben y las grandes petroleras, y había otorgado amplios perdones y conmutaciones a criminales de guerra Nazis.

Él continuó y se convirtió no solo en el presidente del Banco Chase Manhattan, del Consejo de Relaciones Exteriores, y la Fundación Ford, sino también- en una jugada profesional que muestra la relación íntima entre la clase dominante capitalista y el estado de seguridad nacional- en el Director de la CIA.

  1. Además de los fondos provistos por McCloy, el Instituto también recibió apoyo de donantes privados, la Sociedad de Investigaciones Sociales, y la ciudad de Frankfurt.
  2. En 1954, incluso firmó un contrato de investigación con la corporación Mannesmann, que ” había sido miembro fundador de la Liga Anti-Bolchevique y que había financiado al Partido Nazi.

” Durante la Segunda Guerra Mundial, Mannesmann utilizó mano de obra de esclavos, y el Presidente de la Junta era el Nazi Wilhem Zangen, Líder Económico de Guerra del Tercer Reich. El contrato de posguerra de la Escuela de Frankfurt con esta compañía era para un estudio sociológico sobre las opiniones de los trabajadores, con la implicación explicita de que dicho estudio ayudaría a los administradores a prevenir o demorar actividades de organización socialista.

  • Tal vez la explicación más clara de porqué los gobiernos capitalistas y la corporatocracia estarían dispuestas a apoyar al Instituto de Estudios Sociales se encuentra en las palabras de Shepard Stone.
  • Este último, tenemos que señalar, tenía un historial en periodismo e inteligencia militar antes de pasar a trabajar como Director de Asuntos Internacionales en la Fundación Ford, en donde interactuó muy de cerca con la CIA en el financiamiento de proyectos culturales alrededor del mundo (Stone incluso fue el Presidente de la Asociación Internacional por la Libertad Cultural, el nuevo nombre que le dieron al Congreso por la Libertad Cultural (CCF) en un esfuerzo de cambiar la marca después que sus orígenes ligados a la CIA fueran revelados).

Cuando Stone era el director de asuntos públicos para la Alta Comisión de la Alemania Ocupada en los años 1940s, él mandó una nota personal al Departamento de Estado de Estados Unidos para exhortarlo a extender el pasaporte de Adorno: ” El Instituto de Frankfurt está ayudando a entrenar lideres Alemanes que sabrán sobre técnicas democráticas.

Creo que es importante en relación con nuestros objetivos democráticos generales en Alemania que hombres como el Profesor Adorno tengan una oportunidad de trabajar en ese país. ” El Instituto estaba llevando a cabo el tipo de trabajo ideológico que el estado estadunidense y la clase capitalista dominante querían apoyar, y apoyaron.

Habiendo logrado, e incluso sobrepasado, los dictados ideológicos de conformidad de “la sociedad encadenadora” que financiaba al Instituto, Horkheimer expresó abiertamente su irrestricto apoyo por el gobierno anticomunista títere de Alemania Occidental, controlado por los Estados Unidos, cuyos servicios de inteligencia habían sido aprovisionados con antiguos Nazis, así como también por el proyecto imperial de EE.UU.

En Vietnam (el cual él juzgaba necesario para detener a los Chinos). Hablando en uno de los Amerika-Häuser en Alemania, que eran centros de avanzada anticomunista del Kulturkampf, él declaró solemnemente en Mayo de 1967 que ” en Estados Unidos, cuando es necesario llevar a cabo una guerra, -y escúchenme bien esto no es tanto un problema relacionado a la defensa de la patria, sino que es esencialmente un asunto de la defensa de la constitución, de la defensa de los derechos del hombre,” El gran sacerdote de la teoría crítica describe aquí un país que fue fundado como un asentamiento de colonos, cuya eliminación genocida de la población indígena se fusionó perfectamente con un proyecto de expansión imperialista que, podría ser argumentado, ha dejado la huella mas sangrienta- como planteó MLK Jr.

en Abril de 1967- en la historia del mundo moderno (incluyendo 37 intervenciones militares y de la CIA entre el final de la Segunda Guerra Mundial y 1967, cuando Horkheimer publicó este anuncio ignominioso a través de una plataforma de propaganda de EE.UU.). Que Fue La Escuela De Frankfurt El canciller Konrad Adenauer y Max Horkiemner en la Universidad de Frankfurt (foto: Keystone) Aunque Adorno frecuentemente se complacía en practicar la política pequeñoburguesa de la pasividad, evitando pronunciamientos públicos sobre eventos políticos mayores, las pocas declaraciones que si hizo fueron extraordinariamente reaccionarias.

Por ejemplo, en 1956, él escribió junto a Horkheimer un artículo en defensa de la invasión imperialista de Egipto por Israel, Gran Bretaña y Francia, cuyo objetivo era apoderarse del canal de Suez y derrocar a Nasser (una acción condenada por las Naciones Unidas). Refiriéndose a Nasser, uno de los lideres anticoloniales prominentes del movimiento de los no-alineados, como “un jefecillo fascista que conspira con Moscú,” exclamando que: “Nadie se atreve a señalar que estos estados Árabes ladrones han estado buscando por años una oportunidad para atacar a Israel y para masacrar a los Judíos que han encontrado refugio ahí.” Según esta inversión pseudo-dialéctica, son los estados Árabes los que son “ladrones,” no los asentamientos de colonos trabajando junto a países del eje del imperialismo para infringir la auto-determinación de los Árabes.

Convendría recordar el rechazo severo de Lenin a este tipo de sofistería, característica de mucho de lo que pasa por “dialéctica” en la industria global de la teoría: “A menudo la dialéctica ha servido como un puente hacia la sofistería. Pero nosotros permanecemos siendo dialécticos y combatimos la sofistería no al negar la posibilidad de todas las transformaciones en general, sino a través del análisis del fenómeno dado en su contexto y desarrollo concreto.” Este modo concreto de análisis materialista es precisamente lo que está ausente en las inversiones idealistas à la Adorno y Horkheimer.

  • Los lideres oficiales de la Escuela de Frankfurt publicaron uno de sus textos más abiertamente políticos ese miso año.
  • En vez de apoyar el movimiento global por la liberación anticolonial y a favor de la construcción de un mundo socialista, ellos celebran-con tan solo un par de excepciones menores- la superioridad de Occidente, mientras desacreditan repetidamente a la Unión Soviética y China.

Invocando descripciones racistas estándar de “los barbaros” en el Oeste, a quienes describen usando abiertamente el vocabulario de sub-humanización de “bestias” y “hordas,” los llaman sin tapujos “fascistas” que han elegido “la esclavitud.” Adorno incluso reprimenda a los Alemanes que erróneamente piensan que “los Rusos defienden el socialismo,” recordándoles que los Rusos son en efecto “fascistas,” agregando que los “industrialistas y banqueros” – con los cuales aquí él se identifica- ya saben esto.

Todo lo que escriben los Rusos se convierte en ideología, en desnuda, estúpida payasada,” asevera Adorno desvergonzadamente en su texto, como si hubiese leído todo lo que escribieron, a pesar de que, como de costumbre, no cita ni una sola fuente (por lo que sé, tampoco leía Ruso). Afirmando que “hay un elemento de re-barbarización” en su pensamiento, que se encuentra según él también en Marx y Engels, descaradamente acierta que “está más reificado que en las formas más avanzadas de pensamiento burgués.” Como si esto no fuese suficiente falsa grandilocuencia, Adorno tiene la osadía de describir este proyecto de escritura conjunta con Horkheimer como un “manifiesto estrictamente Leninista.” Esta es una discusión en la cual afirman que “no están llamando a nadie a actuar,” y Adorno explícitamente eleva el pensamiento burgués y a lo que él se refiere como “la cultura en su estado mas avanzado” por sobre el supuesto barbarismo del pensamiento socialista.

Más aún, es en este contexto que Horkheimer dobla su apuesta por el chovinismo social declarando, en una conclusión de carácter histórico-global que no fue refutada por su colaborador “Leninista”: ” Creo que Europa y Estados Unidos son probablemente las mejores civilizaciones que ha producido la historia hasta ahora en cuanto a prosperidad y justicia. Que Fue La Escuela De Frankfurt Max Horkheimer recibe en 1971 el premio Lessing en Hamburgo (foto: Die Welt) “El fascismo y el comunismo son lo mismo” Uno de los reclamos políticos más consistentes presentados por Adorno y Horkheimer es el de la existencia de una equivalencia “totalitaria” entre fascismo y comunismo, que se manifiesta en proyectos de construcción estatal socialista, movimientos anticoloniales en el “Tercer Mundo,” o incluso en movilizaciones de la Nueva Izquierda (New Left) en el mundo occidental.

  • En estos tres casos, aquellos que piensan que están escapando de la “sociedad encadenadora,” solo están contribuyendo a empeorar las cosas.
  • El hecho comprobable de que los países capitalistas Occidentales no hayan ofrecido una resistencia significativa en contra del fascismo, el cual emergió desde adentro del mundo capitalista, y de que fuera precisamente la Unión Soviética la que en última instancia lo derroto, parece no haberles causado el deseo de reflexionar sobre la viabilidad de esta tesis simplista e ignorante (sin mencionar la importancia del socialismo para los movimientos anticoloniales y los levantamientos de los 1960s).

De hecho, no obstante sus opiniones moralizantes sobre los horrores de Auschwitz, Adorno parece haber olvidado quien liberó en el mundo real el infame campo de concentración (el Ejército Rojo). Horkheimer había formulado su versión de la teoría de la herradura con claridad particular en un panfleto de circulación limitada publicado en 1942, el cual rompió con el estilo de lenguaje de fábula de Esopo que caracterizaba muchas de las otras publicaciones del Instituto.

  • Directamente acusando a Friedrich Engels de utopismo, él profesó que la socialización de los medios de producción había conducido a un incremento en la represión, y en última instancia a la formación de un estado autoritario.
  • La burguesía al principio mantenía al gobierno bajo control a través de su propiedad,” de acuerdo con este hijo de millonario, mientras en sociedades nuevas el socialismo simplemente “no funcionaba,” excepto para producir la errada creencia de que uno estaba – a través del partido, el líder honorable, o la supuesta marcha de la historia- “actuando en nombre de algo más grande que uno mismo.” La posición de Horkheimer en este artículo se alinea perfectamente con el anarco-anticomunismo, una ideología altamente diseminada dentro de la izquierda occidental: una “democracia sin clases” supuestamente va a emerger espontáneamente desde las personas a través de “acuerdos libres,” sin la supuesta influencia perniciosa de los partidos o los estados.
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Como Domenico Losurdo ha señalado perspicazmente, la máquina de guerra Nazi estaba devastando la Unión Soviética durante los primeros años de los 1940’s, y la llamada de Horkheimer a los socialistas a abandonar el estado y la centralización del partido, en consecuencia, era equivalente a nada menos que una demanda de capitulación frente al genocidio rampante de los Nazis.

  1. Si bien hay vagas sugerencias al final del panfleto de Horkheimer de 1942 insinuando que podría haber algo deseable en el socialismo, textos posteriores ponen en pleno relieve su inequívoco rechazo de este.
  2. Por ejemplo, cuando Adorno y Horkheimer estaban considerando hacer una declaración pública sobre su relación con la Unión Soviética, Adorno le mandó el siguiente borrador de un artículo planeado de coautoría a Horkheimer: “Nuestra filosofía, como una crítica dialéctica de la tendencia social generalizada de la época, se constituye en la más aguda oposición a las políticas y doctrina que emanan de la Unión Soviética.

Nosotros no somos capaces de ver en la práctica de las dictaduras militares disfrazadas como democracias del pueblo nada más que una nueva forma de represión.” Vale la pena señalar con respecto a esto, tomando en cuenta la abrumadora falta de análisis materialista de socialismos existentes en la práctica de parte de Adorno y Horkheimer, que incluso la CIA reconoció que la Unión Soviética no era una dictadura. Que Fue La Escuela De Frankfurt Clase de Adorno en la Universidad Goethe en febrero de 1963 (foto: Abisag Tüllmann) En 1959, Adorno publicó un texto titulado “El Significado de trabajar a través del pasado” en el cual recicló la “vergonzosa verdad” de “sabiduría filistea” referida en este primer borrador, a saber, que -en completa conformidad con la ideología dominante de la Guerra Fría en Occidente- el fascismo y el comunismo son lo mismo porque son dos formas de “totalitarismo.” Abiertamente descartando la ventaja del punto de vista de la “ideología político-económica,” que obviamente distingue estas dos facciones en conflicto, Adorno declaraba tener acceso privilegiado a una dinámica sociopsicológica más profunda que une a ambas.

Como “personalidades autoritarias,” acertaba él ex catedra, los fascistas y los comunistas “poseen egos débiles” y compensan identificándose a sí mismos con “el poder realmente existente” y “los grandes colectivos.” La mera noción de una “personalidad autoritaria” es de esta manera un anzuelo engañoso orientado a sintetizar fuerzas opuestas a través de una pseudo-dialéctica psicologizada.

Además, trae a la mano la pregunta de por qué la psicología, y ciertas formas particulares de pensamiento parecen tener, por lo menos aquí, un rol más central en términos de la explicación histórica que las fuerzas materiales y la lucha de clases. A pesar de este intento de identificar fascistas y comunistas psicológicamente, Adorno va más allá y sugiere, en el mismo texto, que el asalto Nazi a la Unión Soviética podría ser retrospectivamente justificado dado el hecho de que los Bolcheviques eran- como el mismo Hitler había aseverado- una amenaza a la civilización occidental.

“La amenaza del Este rodeando las colinas de Europa occidental es obvia,” acertaba Adorno, “y quien sea que flaquee en resistirla es literalmente culpable de repetir el apaciguamiento (appeasement) de Chamberlain.” La analogía es reveladora porque, en este caso, no pelear contra ellos significaría apaciguar a los comunistas “fascistas.” En otras palabras, a pesar de la retorcida obscuridad de su fraseología, este parece ser un toque de diana que invita a oponer militarmente el avance del comunismo (lo cual coincide perfectamente con el apoyo de Horkheimer a la guerra imperialista de los Estados Unidos en Vietnam).

El feroz rechazo de Adorno hacia los socialismos existentes en el mundo real está a plena vista en su intercambio con Alfred Sohn-Rethel. Este último le pregunto si La Dialéctica Negativa tenía algo que decir sobre cambiar el mundo, y si la Revolución Cultural China era parte de la ‘tradición afirmativa que él condenaba.

  1. Adorno respondió que él condenaba la “presión moral” del “marxismo oficial” de poner la filosofía en práctica.
  2. Nada sino la desesperanza puede salvarnos,” proclamaba él con su marca registrada de melancolía pequeñoburguesa.
  3. Agregando, para enfatizar el punto, que los eventos en la China comunista no eran motivo de esperanza, explicó con memorable insistencia que su vida entera como pensador había estado dedicada a rechazar esta forma-y presumiblemente otras- de socialismo: “Tendría que negar todo lo que he pensado mi vida entera si admitiera sentir nada sino horror frente a su presencia.” La indulgencia abierta de Adorno en la desesperanza y su simultaneo desprecio por los socialismos existentes en el mundo real no son simplemente reacciones idiosincráticas y personales sino afectaciones que emergen desde una posición de clase.

“Los representantes del movimiento obrero moderno,” escribió Lenin en 1910, “se dan cuenta que tienen mucho en contra de lo cual luchar, pero nada por lo cual sentir desesperanza.” En una descripción que anticipaba el pesimismo pequeñoburgués de Adorno, el líder de la primera revolución socialista exitosa del mundo procedía a explicar que “la desesperanza es típica de aquellos que no entienden las causas del mal, no ven salida, y son incapaces de luchar.” Que Fue La Escuela De Frankfurt Busenaktion, pintura de 2014 de Joâo Camara que reconstruye la protesta estudiantil que el 22 de abril de 2014 interrumpió una clase de estética de Theodor W. Adorno Adorno también seguía esta línea de pensamiento, o más bien sentimiento, en sus críticas del activismo estudiantil anticapitalista y antimperialista en contra de la guerra de los 1960s.

Estuvo de acuerdo con Habermas- quien había sido miembro de la Juventud Hitleriana y estudió por cuatro años bajo el “filosofo Nazi” (su propia descripción de Heidegger)- en la idea de que este tipo de activismo era una forma de “fascismo de Izquierda.” Él defendió Alemania Occidental llamándola una democracia en funcionamiento en vez de un estado “fascista,” como argumentaban algunos de los estudiantes.

Al mismo tiempo, se peleó con Marcuse sobre lo que él consideraba el apoyo equivocado de este último hacia los estudiantes y el movimiento contra la guerra, explícitamente argumentando que la respuesta a la pregunta ‘¿Qué se debe hacer?’, para un buen practicante de la dialéctica, es nada en absoluto: “el objetivo de una praxis real debiera ser su propia abolición.” De esa manera él invirtió, a través de la sofistería dialéctica, uno de los fundamentos centrales del marxismo, a saber, la primacía de la práctica.

Es en este contexto de poner a Marx patas arriba que él repitió, una vez más, el mantra ideológico del mundo capitalista: “el fascismo y el comunismo son lo mismo.” A pesar de que hacía alusión a este eslogan como “una perogrullada pequeñoburguesa,” aparentemente reconociendo su estatus ideológico, él lo acogió sin vergüenza.

El idealismo es la marca registrada de las reflexiones de Adorno y Horkheimer sobre los socialismos existentes en el mundo real y, más generalizadamente, sobre los movimientos sociales progresistas. En vez de estudiar los proyectos que ellos denigran con el mismo nivel de rigor y seriedad con el cual a veces abordan otros temas, ellos se refugian en representaciones caricaturescas y calumnias anticomunistas ausentes de un análisis concreto (aunque ocasionalmente hacen referencia a publicaciones anticomunistas, como las del rabioso soldado de la guerra fría Arthur Koestler, que fueron generosamente financiadas y apoyadas por estados imperialistas y sus servicios de inteligencia).

Esto es en particular cierto en el caso de su demonización de proyectos de construcción de estados socialistas. Sus escritos sobre el tema no están solo notablemente vacíos de referencias a cualquier estudio académico sobre la materia, sino que operan como si ese tipo de investigación seria no fuese siquiera necesaria.

Estos textos llevan a cabo una genuflexión frente a la ideología dominante, tercamente insistiendo en los bona fides anti-Stalinistas de sus autores, sin preocuparse por ninguno de los detalles, matices o complejidades. Uno no puede sino preguntarse, entonces, si los estudiantes no tenían razón cuando, a finales de los 1960s, circulaban panfletos aseverando que estos académicos de Frankfurt eran “idiotas de izquierda del estado autoritario” que eran “críticos en teoría, conformistas en la práctica.” Hans-Jürgen Krahl, uno de los estudiantes de doctorado de Teodoro Adorno, llegó incluso a afrentar públicamente a su mentor y al resto de los profesores de Frankfurt como “Scheißkritische Theoretiker,” Él le dio voz a esta crítica lapidaria de estos leales defensores de la Teoría ABS mientras estaba siendo arrestado, a pedido de Adorno, por una ocupación de la universidad relacionada con su participación en la Liga Alemana de Estudiantes Socialistas. Que Fue La Escuela De Frankfurt Adorno (sentado, en el centro) y, junto a él, Horkheimer en mayo de 1969 (foto de la exposición Die Frankfurter Schule und das Judentum, en el Museo Judío de Frankfurt) El tuis del “marxismo” occidental Brecht propuso el neologismo “Tuis” para referirse a los intelectuales (Intellektuellen) que, como sujetos de una cultura mercantilizada, entienden todo al revés (por esa razón Tellekt-uellen-in).

  1. Él había compartido sus ideas para una Novela-Tui con Benjamin en los 1930s, y más adelante escribió una obra de teatro que emergió de sus notas originales, titulada Turandot o El Congreso de los Blanqueadores.
  2. Después de haber regresado a la Republica Democrática Alemana luego de la Segunda Guerra Mundial para contribuir con el proyecto de construcción del estado socialista, al contrario de los académicos de Frankfurt que se asentaron en Alemania Occidental con financiamiento de la clase capitalista dominante, Turandot fue escrita en parte como una critica satírica de estos “marxistas” occidentales.

En la obra, los Tuis son presentados como blanqueadores profesionales que reciben un generoso salario por hacer que las cosas aparezcan ser lo contrario de lo que en verdad son. “El país entero está gobernado por la injusticia,” dice Sen en Turandot, antes de proveer un resumen conciso de la Teoría ABS: “y en la Academia Tui todo lo que uno aprende es porque tiene que ser de esta manera.” El entrenamiento Tui, como el trabajo del Instituto de Estudios Sociales, nos enseña que no hay alternativa al orden dominante, y de esta manera cierra la posibilidad de un cambio sistémico.

En una de las escenas más impactantes, se muestra a los Tuis preparándose para el congreso de los blanqueadores. Nu Shan, uno de los maestros de la Academia, opera un sistema de poleas que puede bajar o subir una canasta con pan frente a la cara del presentador. En el proceso de entrenar a un joven llamado Shi Me para convertirse en un Tui, le dice que hable sobre el tema “Porque la posición de Kai Ho es falsa” (Kai Ho es un revolucionario que se asemeja a Mao Zedong).

Nu Shan explica que él levantará la canasta con pan sobre su cabeza si Shi Me dice algo incorrecto y que la bajará frente a su cara si lo que dice es correcto. Después de mucho subir y bajar la canasta en relación con la habilidad de Shi Me de conformarse con la ideología dominante, sus argumentos van in crescendo hasta el punto de convertirse en un chillido difamatorio anticomunista ausente de cualquier argumentación racional: “Kai Ho no es ningún filosofo, sino un simple palabrero- la canasta baja- un insubordinado, un avaro por el poder bueno-para-nada, un apostador irresponsable, un calumniador, un violador, un ateo, un bandido y un criminal.

La canasta flota ahora justo en frente de la boca del presentador. ¡Un tirano!” Esta escena presenta, en un microcosmos, la relación entre los intelectuales profesionales y sus auspiciadores financieros dentro de las sociedades de clase: los primeros ganan su pan como agentes libres académicos abasteciendo la mejor ideología posible para estos últimos.

Pensamientos para alimentar la mente. Que Fue La Escuela De Frankfurt Funeral de Adorno: Ludwig Friedeburg, Max Horkheimer y Jürgen Habermas (foto: DPA) Lo que la Escuela de Frankfurt podía ofrecerles a los abastecedores del pan de “la sociedad encadenadora” no es de ninguna manera insignificante. Movilizando la sofistería pseudo-dialéctica, ellos defendieron en lenguaje académico pretensioso la idea del Departamento de Estado de que el comunismo es indistinguible del fascismo, a pesar de que 27 millones de Soviéticos habían dado sus vidas para derrotar la máquina bélica Nazi en la Segunda Guerra Mundial (por mencionar tan solo una de las formas más evidentes de oposición entre comunismo y fascismo, aunque por supuesto existen muchas otras dado el hecho de que son enemigos mortales).

Mas allá aun, al desplazar la lucha de clases en favor de una teoría critica idealista amputada de cualquier participación política práctica, ellos alejaron los fundamentos mismos del análisis trasladándolos del materialismo dialéctico hacia una teoría generalizada de la dominación, el poder, y el pensamiento identitario.

De esta manera, en última instancia, Adorno y Horkheimer jugaron el rol de recuperadores radicales. Cultivando una apariencia de radicalidad, recuperaron la actividad misma de la crítica utilizando una ideología pro-Occidental, anticomunista. Como otros miembros de la intelligentsia pequeñoburguesa en Europa y Estados Unidos, que formaron la base del marxismo occidental, expresaron públicamente su repudio chauvinista-social con lo que ellos describían como los barbaros salvajes del Este, que osaron tomar en sus manos el arma de la teoría Marxista à la Lenin y utilizarla para actuar bajo el principio de autodeterminación de los pueblos.

Desde la comodidad relativa de su ciudadela académica en Occidente financiada por el capitalismo, defendieron la superioridad del mundo Euro-Estadunidense al cual promovían contrastándolo con lo que ellos designaban como el proyecto aplanador de los barbaros bolchevizados en la periferia incivilizada.

Más aún, su teoría generalizada de la dominación es parte de una adopción más amplia de la ideología antipartido y anti-Estado, que en última instancia deja a la Izquierda huérfana de las herramientas de organización disciplinada que es necesaria para llevar a cabo luchas exitosas en contra del ampliamente financiado aparato político, militar y cultural de la clase capitalista dominante.

Esto coincide perfectamente con su política generalizada de la derrota, la cual Adorno adopto explícitamente a través de su defensa antimarxista de la inacción como la forma más elevada de la praxis. Los lideres de la Academia Tui en Frankfurt, generosamente financiados y apoyados por la clase capitalista dominante y los estados imperialistas, incluyendo el estado de seguridad nacional de EE.UU., fueron de esta manera los promotores de las políticas anticomunistas de acomodación al capitalismo.

Retorciendo sus manos ante las miserias de la sociedad de consumo, a la cual en ocasiones describieron con impresionante detalle, no obstante, rehusaron a hacer cualquier cosa practica sobre ella debido a su entendimiento primordial de que la cura socialista a estas desgracias es peor que la enfermedad misma.

  • Traducido del inglés por Emiliano Silva Izquierdo,
  • Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
  • Fuente : Rebelión 10 de agosto de 2022 Portada : Max Horkheimer (izquierda) y Theodor W.

Adorno (derecha) en Heidelberg, 1964. Detrás, Siegfried Landshut a la izquierda y Jurgen Habermas (con la mano en la cabeza) a la izquierda (foto: Jeremy J. Shapiro/Wikimedia Commons) Ilustraciones : Conversación sobre la historia

¿Cómo influye la teoría crítica en la sociedad?

Autores/as –

  • John Harold Estrada-Montoya Universidad Nacional de Colombia, Departamento de Salud Colectiva.
  • Marleny Valencia Arredondo Universidad de Antioquia, Escuela de Microbiología.
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Resumen (es)

Con el nombre de Teoría Crítica, genéricamente, se ha agrupado un amplio y significativo espectro de perspectivas, enfoques y proyectos teóricos, epistemológicos y socio-políticos de diversos intelectuales e investigadores que, como punto común, reclaman y demandan que la generación y uso del conocimiento, que se produce y circula en una sociedad así como las instituciones de la sociedad y los Estados, estén al servicio de los individuos y del colectivo en un afán humanizador en constante superación y mejoramiento.

La Teoría Crítica, como corriente de pensamiento, lucha desde, en, por y sobre las instituciones y otros espacios sociales y cotidianos que potencian el reconocimiento, la imaginación, el empoderamiento, el deseo y, sobretodo, la emancipación de los sujetos y las poblaciones como sujetos de saber y poder, para enfrentar las posturas autoritarias, dictatoriales, unanimistas o de pensamiento único y alcanzar la transformación humanista de la sociedad, promesa incumplida de la MODERNIDAD.

Luego de la culminación de la segunda guerra mundial, poco a poco, algunos de sus miembros regresan a Europa y reorganizan y continúan con el Instituto de Investigaciones que hoy conoce cuatro generaciones de intelectuales, hombres y mujeres que han participado en su consolidación y divulgación a lo largo y ancho del planeta.

¿Cuáles son las principales críticas de la teoría crítica?

¿Qué es la teoría crítica? – Puede entenderse la teoría crítica como una forma de teorización o de reflexión en torno a la sociedad, la política y la moral, que persigue la liberación del individuo de las fuerzas que lo oprimen y que lo explotan, es decir, una visión crítica de los funcionamientos del capitalismo moderno,

En ese sentido, toda teoría crítica busca distinguirse de las teorías consideradas “tradicionales”. Este concepto surgió en la Europa del período entreguerras del siglo XX, y está históricamente asociado a la Escuela de Frankfurt, un grupo de investigación muy importante en el pensamiento occidental del siglo XX, constituido en la Universidad de Frankfurt.

Adhería a las teorías de Hegel, Marx y Freud sobre la sociedad y la historia, El término “teoría crítica” proviene del ensayo de Max Horkheimer titulado Teoría tradicional y teoría crítica (1937), considerado como una de las principales aportaciones de este grupo intelectual, bajo la premisa de construir un ” marxismo heterodoxo”, que combinara a Marx y a Freud.

  1. Dicho en términos simples, la teoría crítica se proponía, más que sólo interpretar el mundo, ayudar a transformarlo.
  2. Así, por ejemplo, la teoría crítica acusaba al pensamiento científico de servir como una herramienta encubierta de opresión, por lo que alertaban sobre la fe ciega o excesiva en el progreso científico.

Argumentaban que el saber científico no debe ser un fin en sí mismo, sino que debe estar orientado hacia la emancipación humana. A pesar de que el advenimiento del nazismo y la Segunda Guerra Mundial acabó con la Escuela de Frankfurt y con la vida de muchos de sus autores, la teoría crítica fue retomada en 1949 tras el restablecimiento del Instituto para la Investigación Social, encabezado por Theodor Adorno y Max Horkheimer.

¿Qué es la teoría crítica de la comunicación?

¿Qué es la teoría crítica de la comunicación? En esta oportunidad, El Semillero abordará el enfoque crítico de la comunicación, el cual se enfoca dentro de un contexto social, cuestionando su rol como transmisor de ideologías y como una disciplina promotora de la desigualdad económica y política.

¿Qué crítica la Escuela de Frankfurt?

El núcleo de la teoría crítica de la escuela de Fráncfort es la discusión crítico-ideológica de las condiciones sociales e históricas en las que ocurre la construcción de toda teoría, y la crítica —así mediada— de esas condiciones sociales.

¿Por qué se creó la teoría crítica?

Presentación – La Teoría Crítica es una rama de la filosofía que surge en la ciudad de Frankfurt (Alemania) en el siglo XX y que tiene por objetivo analizar críticamente los problemas estructurales de la sociedad, apoyándose principalmente en las teorías de Karl Marx, Sigmund Freud y Max Weber.

¿Cuál era el método que utilizo la Escuela de Frankfurt para realizar sus estudios?

La metodología diseñada respondía a la idea de que la personalidad debía estudiarse en relación con la totalidad social, explorar la naturaleza de los vínculos familiares y de éstos con su entorno cultural, económico e histórico.

¿Qué es la teoría crítica en pocas palabras?

Lo crítico de la teoría no sólo opera como un adjetivo, sino que pasa, en primer lugar, por sustantivizar una actividad teórica del trabajo en la investigación y discusión, y, en segundo lugar, por instalar una mirada que reflexiona críticamente sobre sus saberes y prácticas y como éstos a su vez determinan las teorías.

Las “teorías críticas” son maneras de mirar las prácticas, saberes y arreglos sociales, políticos y culturales que pasan por estructuras, procesos e instituciones solidificados y legitimados para desnaturalizarlos, desenmascararlos y situarse reflexivamente en contextos de poder, disciplinamiento, control y hegemonía.

Las “teorías críticas” no sólo estarían determinadas por su vocación teórica hacia los procesos sociales y políticos, sino también como reflexividades que se acercan críticamente a las diversas manifestaciones y prácticas de la cultura: arte, cine, literatura, poesía, filosofía, etc.

  • Esto posibilita trabajar en diferentes niveles: seminarios sobre teorías críticas, seminario sobre acercamientos críticos a la cultura, por ejemplo, las relaciones entre la teoría frankfurteana y la cultura de masas —cine, literatura, etc.— o establecer campos de tensión entre ambos.
  • El objetivo de la LTP línea es realizar investigaciones y discusiones relacionadas con las diferentes teorías críticas, sus aportes, implicaciones y potencial crítico para comprender las diferentes modernidades y sus procesos filosóficos, epistemológicos, sociales y políticos, así como realizar estudios críticos sobre las diferentes manifestaciones y prácticas de la cultura (arte, literatura, cine, poesía, teatro, etc.).

Integrantes de la DCSH: Dra. Miriam Madureria Dra. Paulina Aroch Dra. Zenia Yébenes Dra. Claudia Arroyo Mtra. Sylvia Sosa Dr. Enrique Gallegos Dr. Jorge Galindo Dra. Elodie Ségal Dr. Daniel Sandoval Integrantes externos a la DCSH: Dr. Felipe Victoriano (DCCD, UAM Cuajimalpa) Dr.

¿Quién fue el creador de la teoría crítica?

La teoría crítica de la Escuela de Frankfurt se originó en la década de 1920 bajo la dirección autoritaria del filósofo Horkheimer, y se formó como una teoría del capitalismo tardío totalitario.

¿Cuáles son los tipos de pensamiento crítico?

¿Cuáles son los 3 tipos de pensamiento crítico? – Aptus | Noticias de educación, cultura, arte, formación y capacitación La mente humana asimila la información del exterior y es capaz de interpretarla para conocer el mundo. En estos casos se emplean tres tipos de pensamiento.

Entre los tipos de pensamiento crítico se suele hablar mucho del pensamiento convergente, en el que se emplea la lógica, pero también el pensamiento divergente y el pensamiento lateral pueden ayudar a la mente humana a sacar conclusiones de la realidad. Los estudiantes durante su proceso de formación se preocupan por analizar los temas para poder asimilarlos e ir afianzando sus conocimientos.

Durante este periodo deben de disponer de los tres tipos de pensamiento. Analizar los temas dados en clase permite a los alumnos comprenderlos y asimilarlos mejor. Pueden elegir el método que mejor se adapte a la materia de estudio. Según la materia pueden echar mano del pensamiento divergente, el pensamiento divergente o el pensamiento lateral.

Al conocerlos verás que puedes aplicar diferentes métodos para estudiar con éxito y comprender los temarios de las asignaturas primero.3 tipos de pensamiento en la mente humana Pensamiento convergente

La mente humana suele usar los parámetros ya conocidos para interpretar la realidad. Se busca una lógica a partir de la cual comprender el funcionamiento del foco de estudio. Este método es el pensamiento convergente. El individuo recoge información de la realidad y busca interpretarla según los parámetros que ya conoce.

Este es el método de pensamiento más utilizado. Pensamiento divergente El pensamiento divergente permite una interpretación creativa de la realidad. Gracias a esta forma de pensar los estudiantes pueden encontrar nuevas fórmulas para analizar un mismo problema. El pensamiento divergente permite encontrar nuevas soluciones a un problema que se está enquistando.

En muchos casos el pensamiento divergente y convergente se aplican de manera simultánea para lograr acotar la realidad. Pensamiento lateral A la hora de aplicar el pensamiento lateral se hace necesario utilizar un nuevo patrón para hacerlo. Gracias a este nuevo algoritmo se puede interpretar la realidad desde un nuevo punto de vista.

¿Qué aporto la teoría crítica?

Lo crítico de la teoría no sólo opera como un adjetivo, sino que pasa, en primer lugar, por sustantivizar una actividad teórica del trabajo en la investigación y discusión, y, en segundo lugar, por instalar una mirada que reflexiona críticamente sobre sus saberes y prácticas y como éstos a su vez determinan las teorías.

Las “teorías críticas” son maneras de mirar las prácticas, saberes y arreglos sociales, políticos y culturales que pasan por estructuras, procesos e instituciones solidificados y legitimados para desnaturalizarlos, desenmascararlos y situarse reflexivamente en contextos de poder, disciplinamiento, control y hegemonía.

Las “teorías críticas” no sólo estarían determinadas por su vocación teórica hacia los procesos sociales y políticos, sino también como reflexividades que se acercan críticamente a las diversas manifestaciones y prácticas de la cultura: arte, cine, literatura, poesía, filosofía, etc.

  1. Esto posibilita trabajar en diferentes niveles: seminarios sobre teorías críticas, seminario sobre acercamientos críticos a la cultura, por ejemplo, las relaciones entre la teoría frankfurteana y la cultura de masas —cine, literatura, etc.— o establecer campos de tensión entre ambos.
  2. El objetivo de la LTP línea es realizar investigaciones y discusiones relacionadas con las diferentes teorías críticas, sus aportes, implicaciones y potencial crítico para comprender las diferentes modernidades y sus procesos filosóficos, epistemológicos, sociales y políticos, así como realizar estudios críticos sobre las diferentes manifestaciones y prácticas de la cultura (arte, literatura, cine, poesía, teatro, etc.).

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¿Qué tipo de sociedad que esperaba la Escuela de Frankfurt?

1.2 La cuestión de las ciencias sociales – La pretensión de la Escuela de Frankfurt es analizar la sociedad occidental capitalista y proporcionar una teoría de la sociedad que posibilite a la razón emancipadora las orientaciones para caminar hacia una sociedad buena, humana y racional.

  • Horkheimer criticó el carácter de criterio último y justificador que reciben los hechos en el positivismo.
  • Pero no hay, según él, tal captación directa de lo empírico.
  • El positivista no advierte que su ver, percibir, etc., está mediado por la sociedad en la que vive.
  • Si renuncia a percibir esta mediación de la totalidad social del momento histórico que vive, se condena a percibir apariencias.

La teoría crítica no niega con ello la observación, pero sí niega su primacía como fuente de conocimiento. Tampoco rechaza la necesidad de atender a los hechos, pero se niega a elevarlos a la categoría de realidad por antonomasia. Lo que es, no es todo.

Allí donde no se advierte el carácter dinámico, procesual, de la realidad, cargado de potencialidades, se reduce la realidad a lo dado. Y tras las reducciones están las justificaciones. La ciencia moderna, galileana, no ha advertido que es hija de unas condiciones socioeconómicas y que está profundamente ligada con un desarrollo industrial.

Privilegia una dimensión de la razón: la que atiende a la búsqueda de los medios para conseguir unos objetivos dados. Pero esos objetivos o fines no se cuestionan, son puestos téticamente o “decisionísticamente” por quienes controlan y pagan los servicios de la ciencia.

La razón se reduce, así, a razón instrumental. Y su expresión más clara, la ciencia positivista, funciona, con el prestigio de los éxitos tecnológicos y su racionalización en la teoría de la ciencia, como una ideología legitimadora de tal unidimensionalización de la razón. No se puede desvincular el contexto de justificación del contexto de descubrimiento.

Es decir, no se puede atender a la lógica de la ciencia, al funcionamiento conceptual, y prescindir del contexto sociopolítico-económico donde se asienta tal ciencia. Los factores existenciales y sociales penetran hasta la estructura misma del conocimiento.

No es, pues, baladí para el contenido mismo de la ciencia el atender al entorno social que la rodea y la posibilita. Quien olvida este entorno, que Adorno y Horkheimer denominan totalidad social, desconoce, además de las funciones sociales que ejercita su teorización, la verdadera objetividad de los fenómenos que analiza.

El racionalismo crítico reduce en exceso toda la problemática de la ciencia a cuestiones lógico-epistemológicas. Frente a esta tendencia, la postura de la teoría crítica será, no negar, sino ir más allá de las afirmaciones de K. Popper. La crítica de la escuela de Frankfurt a Popper se puede resumir en: 1.

Respecto al origen del conocimiento, Acepta la tensión entre saber y no saber popperianos. Sitúa el problema en el comienzo de la ciencia. Pero no acepta la reducción de Popper a problemas intelectuales, epistemológicos, mentales, sino a problemas prácticos, reales. Dicho de otra forma y para evitar confusiones: al principio de la ciencia no está el problema mental, sino el problema real, es decir, la contradicción,

Por consiguiente, al comienzo de las ciencias sociales están las contradicciones sociales.2. El método científico, El método científico es único. Pero no se acepta el monismo metodológico de Popper que eleva el modelo de las ciencias fisiconaturales a canon de la ciencia.

Se acepta que la raíz fundamental del método científico es la crítica, la razón crítica. Pero Adorno entiende por crítica algo distinto de Popper. Crítica, para Popper, es confiar en la fuerza de la razón, que nos mostrará si nuestros enunciados se pueden mantener como conformes a los hechos empíricos o no.

Se constituye así a los hechos, a lo dado, en criterio último de verdad. Adorno piensa que se priva de esta manera a las ciencias humanas y sociales del momento hermenéutico de la anticipación, Sin anticipar un modelo de sociedad, que exprese el ansia emancipadora, racional y de búsqueda del mundo social bueno del hombre, no hay posibilidad de escapar del anillo mágico de la repetición de lo dado, ni de dar cuenta del todo social que enmarca y da sentido a los hechos sociales concretos.

  • La crítica que conlleva la observación de los datos particulares, sin verlos estructurados en la totalidad social, es superficial.
  • Y la crítica que no está dirigida por el interés emancipador no penetra más allá de la apariencia.
  • Se impone, por tanto, una metodología que atienda a los datos de la realidad, pero que no olvide que hay que ir más allá de lo que aparece para captar el fenómeno en su objetividad.

Esto solo se logra si se acepta que la razón mantiene una relativa autonomía respecto de los hechos.3. La objetividad de la ciencia, Para Popper y el racionalismo crítico, radica en el método científico de la falsación. Horkheimer y Adorno no rechazan las aportaciones de la lógica científica y del falsacionismo, pero acentúan la peculiaridad de las ciencias humanas y sociales.

La sociedad no puede concebirse como un objeto más. La sociedad es también algo subjetivo. En razón de su estructura, es algo objetivo y subjetivo. Olvidar este aspecto conduce a poner el énfasis en la sociedad como objeto, como algo que yace ahí, enfrente de nosotros, y que solo puede ser captado mediante unos métodos determinados.

La prepotencia del método sobre el objeto deriva de esta consideración reificadora de la realidad social. Al final, la pretensión de subsumir toda explicación racional en el esquema nomológico-deductivo priva sobre la verdad misma de la cosa, que es contradicitoria e irracional.

  1. Para Adorno y Horkheimer, la objetividad se alcanza con el método crítico.
  2. Pero la vía crítica es, en este caso, no solo formal, no solo se limita a la reflexión sobre los enunciados, métodos y aparatos conceptuales, sino es crítica del objeto del que dependen todos estos momentos, es decir, del sujeto y los sujetos vinculados a la ciencia organizada.

Si la crítica no se convierte en crítica de la sociedad, sus conceptos no son verdaderos.4. El interés que impulsa a la ciencia social, La instancia específica que distingue la teoría crítica de otras teorías, por ejemplo el racionalismo crítico, es el interés emancipador o, como diría Horkheimer, el “interés por la supresión de la injusticia social”.

¿Cuál es el legado de la Escuela de Frankfurt?

En otras palabras, el legado de la Escuela de Frankfurt no es otro que tratar de pensar y concebir el modo de producción no sólo como una configuración econó- mica particular, sino más bien como un conjunto de formas de vida, como la producción de la cultura como estilo de vida total, en el sentido de Raymond Williams.