Que Excusa Poner Para No Ir A La Escuela?

Excusas para justificar una falta – En el artículo que habla sobre «Razones para faltar a la escuela», es importante destacar las excusas que se suelen utilizar para justificar una falta. Algunas de las excusas más comunes son:

Enfermedad: Es la excusa más común y una de las más aceptadas. Si el niño está enfermo, es importante que se quede en casa para evitar contagiar a otros compañeros. Problemas familiares: Si el niño ha tenido problemas en casa, como la muerte de un familiar o una discusión familiar, puede ser necesario que se quede en casa para poder resolver estos problemas. Actividades extraescolares: Si el niño tiene una actividad extraescolar importante, como un torneo de deporte o una competición de música, puede ser necesario que se ausente de la escuela para poder participar en ella.

Es importante tener en cuenta que, aunque estas excusas son aceptadas, es necesario que los padres notifiquen a la escuela con anticipación y proporcionen una justificación por escrito. También es importante recordar que faltar a la escuela regularmente puede afectar negativamente el rendimiento académico del niño.

¿Qué excusa dar para no ir al colegio?

Paso a paso – Fecha: Toda carta debe tener una fecha, hora y lugar, por lo que iniciar con estos datos será ideal para establecer el espacio temporal del hecho. Autoridad: dirija la carta a la entidad a la cual va a faltar, así como a la persona a cargo de su hijo en el centro educativo.

Es decir, una profesora, un coordinador académico o el rector de la institución. Asunto: el escrito debe tener por obligación un asunto que vaya guiando al lector a la temática del documento. Razones: en esta parte irá el cuerpo de su escrito o las razones por las que no asistirá a clases. Debe tener en cuenta, que esta tiene que ser una excusa válida: viajes, enfermedades, excursiones, una emergencia familiar etc.

Medio de contacto: es buena idea poner algún medio de contacto, ya sea un número de teléfono o correo electrónico, en caso de que el docente quiera ponerse en contacto con usted, o enviar adelantos académicos. Firma: Finalice dejando su firma como constancia de que usted es la autoridad y el acudiente a cargo del menor.

¿Cómo se escribe una excusa?

¿Es «excusa» o «escusa»? Con el significado de ‘acción de excusarse’ y ‘pretexto o disculpa’, lo adecuado es usar «excusa» : «Lo que ha hecho no tiene excusa»; «No me vengas con excusas».

¿Cómo decirle a mis padres que no quiero ir al colegio?

Cómo decirles a tus padres que no quieres seguir estudiando – En primer lugar, reúne a tus padres en un lugar íntimo donde podáis conversar sin distracciones —como el salón de casa— para comunicarles tu anuncio. No les preocupes de primera mano, diles que quieres comentarles un asunto pero que no es muy importante, para que no sientan pánico al principio ni se muestren negativos,

  • Cuando hayan tomado asiento, diles que estás planteándote dejar de estudiar y que ya no tienes motivaciones para hacerlo.
  • A continuación, cuéntales los motivos que te han llevado a querer tomar esa decisión con tranquilidad, seguridad en tus palabras y asertividad.
  • Ante cualquier reacción que ellos tengan, muéstrate comprensivo y mantén la calma mientras tratas de convencerles de que es lo mejor para ti.

Y para ellos también, porque no tendrán que estar pagando algo que según tu propio interés y convicción no va a servirte de nada. Recuerda que lo más importante para ellos es tu felicidad, nada les importa más que eso, así que tomes la decisión que tomes acabaran siendo comprensivos contigo.

¿Cómo decir que ya no quieres estudiar?

Comienza la conversación con alguna frase empática como ‘Sé que no están felices con el resultado y quería hablar con ustedes acerca de eso ‘. Si por lo contrario, te hacen preguntas airadamente, responde de manera pausada (es decir, ‘Sé que quieren que me vaya bien y lo siento por decepcionarlos’).

¿Qué pasa si no voy un día a la escuela?

Que Excusa Poner Para No Ir A La Escuela ​¿Cuántos días ha faltado su hijo a la escuela en las últimas 4 semanas? ¿Estuvo enfermo un solo día o dos? ¿y el día en que se fue más temprano porque tenía dentista? ¿O los días libres que usted se tomó para extender las vacaciones? No siempre es fácil llevar la cuenta.

Faltar un día de vez en cuando no es un problema. Pero las inasistencias se acumulan rápido. Y estos días de clase perdidos pueden afectar mucho el aprendizaje y la salud general de su hijo. Faltar dos días al mes, con o sin justificación, puede acumular inasistencias hasta que ese le considere al niño ausente crónico.

La American Academy of Pediatrics (AAP) alienta a los padres a reducir las inasistencias innecesarias, aprender sobre las políticas de asistencia del lugar donde viven y priorizar que sus hijos vayan a la escuela en tiempo, todos los días.

¿Qué pasa si falto mucho a clases?

¿Qué ocurre si los niños no acuden al centro escolar?

  • El término “absentismo escolar” puede definirse como la falta injustificada de asistencia a clase de manera reiterada por parte del alumno.
  • Nos encontramos ante un problema con una vertiente tanto educativa como social, pues surge como consecuencia el fracaso escolar y posterior abandono, generando para aquellos alumnos un riesgo de exclusión y marginación social y económica.
  • El absentismo escolar tiene su lugar dentro del ámbito legal, tanto en el ámbito civil como en el penal, generando unas consecuencias para el sujeto que genere esta situación, plasmadas en diferentes sentencias que analizaremos a continuación.

En el ámbito civil la consecuencia que acarrea el absentismo escolar es la declaración de DESAMPARO DEL MENOR (art.172 del CC), conllevando la SUSPENSIÓN DE LA PATRIA POTESTAD, pudiendo llegar a promoverse la PRIVACIÓN DE LA PATRIA POTESTAD en los casos previstos en la ley.

  1. Encontramos reiterada jurisprudencia donde se refleja estas consecuencias para los progenitores derivadas del absentismo escolar.
  2. SAP Alicante 101/2018, 21 de Marzo de 2018.
  3. En esta sentencia se condena a los progenitores de tres menores a un delito de ABANDONO DE FAMILIA, tipificado en el artículo 226 del Código Penal, estableciendo el Tribunal Supremo los presupuestos objetivos que pueden reducirse a dos:
  1. – El tipo contempla los más graves supuestos de inasistencia en el ámbito familiar;
  2. – El abandono ha de ser patente y duradero en el tiempo, no meramente esporádico u ocasional.
  • Los acusados interponen recurso alegando la no acreditación de la comisión de un delito de abandono de familia respecto de los menores.
  • Este recurso se desestima, pues bien, tal y como se indica anteriormente, el Tribunal Supremo establece los presupuestos objetivos para que se de el tipo, cumpliéndose en este caso, ya que los menores mantuvieron una actitud pasiva respecto a su educación, configurándose así una situación de absentismo escolar durante dos cursos, sumando la
  • no escolarización del tercero de los hijos hasta la edad de ocho años.
  • Por tanto, podemos observar que el abandono, o esta conducta, es algo duradero y no puntal o esporádico.
  • Respecto a la acción típica, generalmente omisión, se configura como el incumplimiento voluntario de los deberes inherentes a la patria potestad.

Matiza a su vez, que la desatención no se corresponde únicamente con la económica, estableciendo en su Fundamento de Derecho Primero lo siguiente: “Una de las esferas en los que puede producirse la desatención es en la educación, siendo una de sus representaciones más habituales el absentismo escolar,

  1. Finalmente falla la Sala condenando a ambos progenitores por el delito establecido en el artículo 226 del CP a la pena de 4 meses de multa a una cuota diaria de 6 euros con la responsabilidad personal subsidiaria en caso de impago o insolvencia de un día de privación de libertad por cada dos cuotas impagadas y costas.
  2. SAP Huelva 76/2019, 22 de Abril de 2019
  3. En este caso se condena de nuevo, a los progenitores de una menor por un DELITO CONTRA LAS RELACIONES FAMILIARES, a una pena de tres meses de cárcel por permitir que su hija faltara a clase más de cien veces.
  4. En este caso los padres eran plenamente conscientes de la inasistencia de su hija al centro escolar, permitiendo y consistiendo este comportamiento, generando así el posterior abandono escolar de la menor.
  5. Los progenitores interponen recurso entorno a las siguiente ALEGACIONES:
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El padre de la menor sostiene la imposibilidad de controlar la asistencia de la menor al colegio debido a su trabajo y a la separación de su mujer y madre de la menor.

Esta alegación carece de fuerza, pues bien, a pesar de encontrarse alejado de su hija como consecuencia de su trabajo en el mar, se probó en el Juicio la plena conciencia del padre sobre la situación que se estaba produciendo. Testificó la directora del centro escolar, relatando las múltiples reuniones que habían tenido lugar con ambos progenitores e incluso con los abuelos, sosteniendo que la respuesta de éstos era la continúa justificación de los padres respecto a las faltas de la menor.

A su vez, en el mismo juicio, el padre reconoció que la menor no quería ir al instituto, admitiendo que “quizá no pusimos más medios” Respecto al Recurso del progenitor, dispone la Sala en su Fundamento de Derecho Primero: “Todo lo anterior configura un panorama en el que hemos de concluir que Marino, quien declaró que llegó a hablar con el colegio y poner los hechos en conocimiento de la asistenta social, tenía pleno conocimiento del absentismo de su hija; sin que ni él ni la coacusada y madre de la menor agotaran todas las medidas que resultaren pertinentes para obligar a Violeta a acudir al centro educativo.

En vez de adoptar una actitud proactiva, enérgica y de búsqueda de todas las soluciones posibles, se mantuvieron en un impasse sin que llevaran a cabo todas actuaciones al alcance de su mano de manera continuada e insistente, recabando de forma activa ayuda de todos los organismos tanto de la comunidad académica como de servicios sociales, para lograr que la niña no perdiera un año escolar con grave deterioro de su formación.”

El recurso de la progenitora gira entorno a la inexistencia de dolo y culpa en su actuación.

Esta alegación se desvanece, pues ambos progenitores eran conocedores del absentismo escolar de su hija, no actuando de manera diligente ni efectiva, generando así un perjuicio a la menor. Si bien puede desecharse la idea de un “dolo directo”, afirma la Sala encontrarnos ante un ” dolo de indiferencia o de consecuencias necesarias”.

  • Finalmente, la Sala desestima ambos recursos, ratificándose en el delito establecido y la pena predeterminada para el mismo.
  • Me gustaría concluir recordando que, los menores entre 6 y 16 años deben ser escolarizados, y la asistencia de los alumnos al centro escolar constituye una obligación inexorable para los padres de los menores, derivando de su incumplimiento las consecuencias legales correspondientes al incumplimiento de los deberes inherentes a la patria potestad, tal y como se refleja en las mencionadas sentencias, acarreando un delito de abandono de familia.
  • Considero de vital importancia recalcar el importante papel que tienen los centros educativos, siendo los encargados de comunicar a las Comisiones Locales o Provinciales de Absentismo estas situaciones que, una vez estudiadas, se remitirá copia del expediente al Ministerio Fiscal.
  • Su misión me parece fundamental ya que, detrás de la mayoría de los casos de absentismo escolar, nos encontramos con una desprotección absoluta del menor, y circunstancias familiares gravísimas, que de no ser por este control y esta lucha frente el absentismo escolar, no saldrían nunca a la luz.
  • Marta López Paraja

: ¿Qué ocurre si los niños no acuden al centro escolar?

¿Qué es poner una excusa?

Con las invaluables aportaciones de las psicoanalistas Teresa Terol, española, y Alejandra Rivas, mexicana, investigación adicional, recopilación, selección, redacción, edición y estilo. – ¡EXCUSAS Y MENTIRAS SON ESQUEÍSMO, UN PASO A LA MITOMANÍA! “La diferencia entre aquellas personas que tienen una vida aceptable y aquellas que tienen una vida excelente no es la ausencia de miedo, sino la ausencia de excusas.” Cuando las excusas de tu parte emocional vencen a tu parte racional estás cayendo en las garras del “esqueísmo”.

Esqueísmo: Dícese de la tendencia humana a buscar justificaciones (excusas) a su conducta tóxica en lugar de buscar soluciones o aprendizajes. La definición de este concepto es obra de una gran amiga y colega psicóloga psicoanalista, española valenciana, Teresa Terol, y aunque el «síndrome del esqueísmo» no exista en los manuales diagnósticos oficiales, Tere asegura que lo ha inventado porque “etiquetar las cosas, incluyendo las actitudes, las hace tangibles, ayuda a generar conciencia y nos facilita tomar las riendas”.

Enhorabuena, esta como yo cuando invente “respeto” en sustitución de “amor”, por la misma razón; “etiquetar las cosas, incluyendo las actitudes, las hace tangibles”, “TANGIBLES” es el término clave en ambos casos. El problema del «esqueísmo» o de esa sucesión de «es que.», «es que.» y «es que.», que nos impide actuar y nos aleja de ser quienes queremos ser, es que tal como explica la doctora Terol, damos una veracidad y una credibilidad a todo lo que nace de nuestra mente basada en la supuesta autenticidad, es decir, le creemos a nuestra voz interna, a la voz de nuestros pensamientos porque pensamos que somos realmente nosotros los que hablamos.

  • Pero en realidad nuestra mente no funciona exactamente de esta manera, según revela la psicóloga.
  • Tenemos pensamientos constantes.
  • Cada tres segundos pueden llegar a nuestra mente cientos de pensamientos.
  • Y ni todos son racionales ni todos tienen valor, ni todos son verídicos ni reales.
  • Por tanto lo que tenemos que hacer es desmontarlos, no justificarlos.

Tenemos que analizar qué es lo que hay detrás de esos pensamientos”, nos propone. Pero esto implica llevar a cabo un trabajo de administración y de autoconocimiento, pues detrás de ese «síndrome del esqueísmo» está, ahora según yo, un fenómeno que se llama disonancia cognitiva.

Y esto lleva a que cuando tienes comportamientos tóxicos y entonces acudes a tu conciencia, de ello generas un malestar contigo mismo. Y eso no le gusta a tu conciencia, pues existe una incongruencia entre «lo que haces» y «lo que dices que quieres hacer». Veámoslo con este ejemplo que propone la psicóloga: “Imagina que te levantas una mañana con el propósito de comer sano y ese día vas a comer con tus compañeros a un restaurante con bufet libre.

Cuando llegas allí y ves la lasaña, las papas fritas y los pasteles del postre empiezas a pensar que vas a elegir lo que más se te antoje y empiezas a ponerte excusas: «es que total por un día», «es que es la primera vez que vengo y quiero probarlo», «es que todos agarran de todo y no voy a ser yo la rara».

Por mi lado, tú parte emocional de la mente (la de las excusas y la que quiere hacer lo que le se le antoje) intenta convencer a la parte racional (tu ello) que es en realidad la que ya había tomado la decisión volitiva de comer sano. De alguna manera esa parte emocional se convierte en una especie de niño interior que no para de recitar las excusas y llega un punto en el que, si la parte emocional convence a la racional, acabaremos haciendo lo que dice la emocional pues la conciencia no puede estar en disonancia, es decir, está programada para romper la llamada disonancia cognitiva y así la parte racional (la mente) convierte las excusas y las justificaciones en argumentos del tipo: «Es verdad que un día es un día, es cierto que nunca he venido antes y es cierto que no quiero que piensen que soy rara por comer solo lo sano».

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¿El resultado en el caso del bufet libre? Que te acabas creyendo tus propias excusas. ¿Es lo mismo «querer» que «desear»? Y ahora viene la pregunta. Entonces, en el ejemplo anterior, ¿hemos hecho mal en hacer lo que queríamos? Y la psicóloga matiza que en realidad no hemos hecho lo que queríamos («comer sano») sino lo que más se nos antojaba («comer lasaña, papas fritas y pasteles», por ejemplo).

El matiz está en que podemos combatir esas excusas que parecen dominar nuestra mente y que, desde el punto de vista conductual la solución está en que para hacer «lo que quiero» y no «lo que me se me antoja» se requiere disciplina. Pero lo habitual es que entendamos este concepto, el de disciplina, de una forma disciplinaría.

Incluso, tal como bromea la experta, nos viene a la mente sin querer la imagen de un profesor con una vara de madera golpeando la mano de un alumno cuando se equivoca. Pero lo cierto es que, según aclara Teresa Terol, la disciplina tiene que ver con el amor propio: «Disciplina es quererse, es la parte de nosotros que trabaja para cuidarse y para lograr lo que se pretende sin dejarse llevar por los impulsos inmediatos ni por lo que se nos antoja».

Para mi como estudioso del tema emocional, el deseo y la felicidad son incompatibles. El deseo es esa parte cortoplacista que nos invita a hacer lo que se nos antoje, pero muchas veces eso que se nos antoja que es incompatible con lo que queremos y, además, solemos confundirlo. Así, los «es que», los pensamientos boicoteadores y las excusas se agarran siempre a lo que se nos antoje y procuran convencer a la mente racional (conciencia) diciéndole cosas como «nunca hago lo que quiero», pero Tere insiste en la necesidad de no confundir lo que se nos antoja con lo que queremos.

Volvemos así a la disciplina entendida como amor propio, esa que nos permite proteger lo que amamos, lo que queremos, lo que quieres ser y en lo que te quieres convertir. Por tanto, frente a la amenaza del «síndrome del esqueísmo» tenemos dos opciones, según yo y te explico.

  1. Una cosa es aceptar que lo que estamos haciendo es ponernos excusas para no hacer lo que realmente queremos y aprender de ello.
  2. Esto es doloroso a corto plazo pero beneficioso en el largo plazo.
  3. Y la otra es dejarnos llevar por el “esqueísmo” poniendo excusas que nos eliminen el malestar y que nos hagan creernos nuestras propias mentiras para sentirnos mejor en el corto plazo, con nosotros mismos o frente a otros.

«¿Qué opción crees que te hará feliz?», te pregunto Se conoce como excusa al acto y resultado de excusar (es decir, enumerar razones para obtener dinero de alguien o de causas para despojarse de eventuales culpas, no tener ganas de hacer algo, liberar a alguien de una obligación o responsabilidad, cancelar encuentros, ignorar por un tiempo a alguien, impedir que algo perjudicial se concrete).

  1. ¿Qué quiere decir la excusa agrava la falta? Significa que todo aquel que se disculpa de una falta, sin que nadie la haya pedido, tales disculpas le están señalando como autor de la falta.
  2. En español se podría traducir por las expresiones ‘quien se excusa, se acusa’, ‘disculpa no pedida, culpa manifiesta’, o ‘explicación no pedida, acusación manifestada’.

Porque al final del camino, la excusa es el ancho de la mentira. O te mientes a ti misma o le mientes a otra u otras personas. Tanta energía puede consumir que a la mente no le resulta difícil producir más y más excusas. Aunque tampoco es gratis. La doctora Noemi Suriol explica que la mente puede engañar a la conciencia, pero lo tiene difícil para engañar al cuerpo.

Al cuerpo no se le puede engañar, y el cuerpo no engaña. Cuando mentimos, se producen una serie de reacciones fisiológicas más o menos sutiles que van acumulándose por el hábito. Pequeñas contracciones musculares o cambios en la presión, entre otras, pueden ser identificadas por personas entrenadas en la observación o por personas intuitivas.

Cuando mentimos, el cuerpo manifiesta esta discrepancia. Para la salud integral de las personas, la verdad es saludable. Acercarse a la verdad (objetiva) es un esfuerzo que provoca salud. El hábito de buscar excusas o pretextos está muy arraigado en la mente humana y busca la seguridad del individuo.

  1. Hay que hacer un esfuerzo para ser congruente y un atajo son las excusas y los pretextos, que son unas cate­gorías sutiles de la mentira, yo opino que la frontera entre el “esqueísmo” y la mitomanía es mínima.
  2. Las pequeñas mentiras cotidianas pueden hacer la vida cotidiana aparen­temente un poco más soportable, pero es un camino engañoso.

En este trabajo les agrego un breve análisis filosófico de algunos aspectos centrales de las emociones, mi especialidad. A continuación reconstruiré brevemente la discusión filosófica acerca de las emociones. Reitero que el objetivo central de este trabajo, ósea mostrar que los diferentes fundamentos que se han esgrimido para justificar las excusas se reflejan, a su vez, en diferentes maneras de entender las emociones.

  • Por ello, sostendré que no hay un desacuerdo genuino entre las diferentes familias de teorías que pretenden justificar las excusas y que ambas por si solas son insuficientes para dar cuenta de las excusas emocionales tal como las entendemos en psicoanálisis.
  • ¡Las excusas se usan para no confrontar la realidad! La sociedad actual nos ha enseñado que todo tiene que ser rápido, entonces crecemos con la idea de que las cosas lentas son una pérdida de tiempo y hemos dejado de pensar en nosotros, lo cual ha fomentado que utilicemos las excusas, confirma la psicoanalista Alejandra Rivas, especialista de la Clínica de Asistencia a Pacientes de la Sociedad Psicoanalítica de México (SPM), y detalla que cuando las personas empiecen a pensar en ellas y a conocerse más, se reducirá el uso de excusas, porque se van a sentir más seguras y tranquilas con ellas mismas.

¡Las excusas se usan para no confrontar una realidad.! 4 formas en que autosaboteas tus metas En psicoanálisis sabemos que la mayoría de las personas hacen uso de las excusas por diferentes razones: 1. Para no enfrentar algo que no quieren. Si te invitan a algún lado y no quieres ir, se tiene la idea de que es poco cortés decir que no queremos, entonces, por lo general inventamos una excusa.2.

Esconder la verdad. Hemos crecido en una sociedad donde se debe decir la verdad de manera “adornada”, es decir, no ser tan directos porque de lo contrario se puede lastimar a terceros.3. Evitar confrontaciones. No confrontar algo que puede causar un daño en nuestra imagen o una amistad.4. Excusas internas.

Estas las ponemos nosotros mismos en diferentes situaciones. Por ejemplo, cuando pensamos en bajar de peso y no lo hacemos y ponemos excusas porque estamos enfermos, etc. En otras palabras, se usan para evitar una realidad, para no sentirnos mal con nosotros mismos, tristes, no enojarnos.

  • Supera las excusas La psicoanalista Alejandra Rivas detalla que para reducir las excusas, las personas deben detenerse un momento para pensar en las razones por las que dicen las excusas, para qué les sirven.
  • Lo más importante es por qué y para qué sirven las excusas, analizar qué pasaría si le digo al otro la verdad.

De esta forma se aprenderá a reconocer las situaciones en las que se pueden obviar las excusas y a decir la verdad. Otra forma que las personas deben aprender es a decir las cosas o la verdad sin lastimar, así como comprender cuando alguien más nos diga esta verdad, es decir, se debe evitar ser insistente o necio. Poner excusas: el incansable hábito que define a muchas personas La persona doctorada en el arte de las excusas recurre a ellas como mecanismo de defensa. Hacer uso del pretexto y de la justificación más estrambótica ante cada error o incompetencia, es un modo de disimular las inseguridades, de proteger el propio ego.

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De verdad, conozco a mucha, hay gente así, de la que está doctorada en poner excusas, personas que enhebran fabulosas justificaciones para cada descuido, tarea no realizada, fracaso, tropiezo o palabra incumplida, faltar a un compromiso, pedir dinero a otro, inclusive como herramienta de manipulación para obtener algún beneficio de alguna persona.

No les cuesta nada recurrir a floridos pretextos que, además de ser infantiles, demuestran una clara irresponsabilidad para con sus propias vidas. Decía el célebre escritor francés Stendhal, que “quien se excusa, se acusa”. Es una gran verdad, puesto que este tipo de comportamiento evidencia, por encima de todo, un tipo de autoengaño con el cual salvaguardar la propia autoestima o realidades más profundas que uno no quiere asumir, como por ejemplo, la indecisión, la inseguridad, la inmadurez o incluso el miedo.

  1. Mi pan de cada día por los últimos años, así como todos hemos conocido o tenemos cerca a gente habituada a poner excusas casi con cada circunstancia.
  2. Ese sutil, pero llamativo arte, para eludir cualquier tipo de responsabilidad, agota y desgasta.
  3. Algo así genera serios problemas a nivel laboral, familiar y sobre todo a nivel personal.

Tener como pareja a una persona que hace de los pretextos sus escudos manipuladores para cada dificultad, problema o circunstancia puede ser sin duda muy dañino y tóxico. Comprender qué hay detrás de este tipo de personalidad nos será de gran ayuda. No solo para poder manejarlas un poco mejor, sino también, para favorecer, en la medida que sea posible, adecuadas estrategias para que sean conscientes del efecto de su conducta. “Una excusa es peor y más terrible que una mentira”, -Alexander Pope- Poner excusas: el arte de la mentira, de la procrastinación y el cerebro atrapado El hábito de poner excusas se inicia en la infancia. Ya en la escuela podemos encontrarnos con más de un niño o una niña capaz de dar curiosos pretextos para justificar por qué no ha hecho los deberes. Nadie les confronta y poco a poco, hacen de la excusa su modo de supervivencia. Casi sin darse cuenta, se transforman en artesanos de la mentira, en grandes procrastinadores, de los que dejan para el año que viene lo que debían haber hecho ayer.

  1. En su pequeño universo todo tiene su justificación y si el resto no las entiende, no dudan en recurrir al enfado y al reproche, al «es que no confías en mí», «es que nunca me crees».
  2. Ahora bien, es necesario comprender un pequeño aspecto de quien está doctorado en el arte de poner excusas: no son personas felices.

No son ni mucho menos, perfiles que se sientan bien consigo mismos. Quien recurre al pretexto lo hace cuando se siente amenazado, cuando se pone en tela de juicio su competencia, cuando sale a la luz su error, su descuido, su comportamiento errático. La excusa es un mecanismo de defensa, un resorte que sirve de escudo para encubrir debilidades e incoherencias. Las excusas que «enferman» y limitan Las excusas arrinconan al cerebro en el sótano del miedo. Así, quien recurre a ellas casi para cada circunstancia está limitando su crecimiento, la responsabilidad con su vida y su propio potencial humano. Porque el hábito de las excusas es como un virus que enferma a la persona poniendo cadenas al cambio, a la obligación de ocuparse de sí misma de forma madura.

«No pude acabar el informe porque mi ordenador se infectó con un troyano», «no fui a la entrevista de trabajo porque el transporte tuvo una avería y no pude llegar»,«sé que te dije que iría contigo pero es que ahora tengo que ayudar a mis padres» Tras estos y otros pretextos igual de de falsos se halla algo más que la falta de honestidad.

Es el miedo a afrontar ciertas realidades de las que uno debería ocuparse por su propio bienestar, dignidad y felicidad. Poner excusas ¿por qué lo hacen? “Poner excusas es el camino más fácil ante cualquier situación comprometida.” Si se nos ha olvidado un encuentro o cita importantes siempre es mejor echar la culpa a la providencia, a esa avería del coche, a esa enfermedad repentina que nos tiene en cama. Veamos no obstante, qué dimensiones trazan en concreto este comportamiento:

Mejor posponer que afrontar (la procrastinación como mecanismo de defensa). Si algo nos exige mucho, si nos va a poner a prueba, mejor dejarlo para mañana. Antes de hacer frente a lo eso que nos hace sentirnos inseguros, lo más acertado para estas personas es posponerlo tanto como sea posible (y creíble). La seguridad y la comodidad antes que cualquier cosa (el factor miedo). La persona habituada a poner excusas no solo vive, sino que hiberna en su zona de confort. Todo lo que hay más allá es secundario, además de amenazante.

¿Cómo ayudar a las personas para que acaben con el hábito de las excusas? Como ya hemos podido entrever, las raíces del mal arte de poner excusas se hunden a menudo en el corazón del miedo o en la inseguridad de quien recurre al pretexto para salvaguardar su ego o su cómoda posición en la zona de confort.

  1. En ocasiones, claro está, una excusa no es más que una mentira, una estrategia ruin con la que esconder ciertas realidades.
  2. Sea como sea, e incluso si somos nosotros mismos quienes recurrimos a veces a las excusas para no hacer los cambios que deberíamos, es adecuado tener en cuenta ciertas claves.
  3. Reflexionar en los siguientes puntos pueden ser de ayuda en este tipo de situaciones.

Aspectos para desactivar excusas

Cada vez que detectemos que alguien nos dé una excusa es importante no dejarla pasar. Lo más recomendable es confrontar, obligar a quien tenemos delante a que sea sincero, en especial consigo mismo. Hay que evidenciar de forma respetuosa que una excusa es una mentira, pero una mentira que la persona se dice a sí misma —> no he ido a esa entrevista porque he perdido el metro—>No he ido a esa entrevista porque no sabría como manejar un nuevo rechazo. Si las excusas son tus salvavidas, lánzate y aprende a nadar. Son muchas las personas que recurren a las justificaciones más imaginativas para no afrontar aquello que les da miedo y que postergan. Si alguien quiere ser respetado y sobre todo, sentirse bien consigo mismo, debe dejar a un lado las excusas y simplemente, actuar, afrontar, resolver, transformar

Aunque es evidente que todos hemos hecho uso en más de una ocasión de las excusas, también sabemos lo que cuesta desprenderse totalmente de ellas. Tengamos, por tanto, paciencia con aquellos que aún las usan e intentemos que las vayan dejando como quien suelta lastre, como quien se libera de una carga pesada.

¿Qué es la excusa?

F. Provecho y ventaja que por especial condición y pacto disfrutan algunas personas según los estilos de los lugares.

¿Cómo decir NO ejemplos?

Podemos utilizar expresiones como: ‘no me viene bien’, ‘no me apetece’, ‘no va a ser posible’. Tienes derecho a decir no, simplemente no, sin perderte en excusas, excesivas justificaciones o ‘mentirijillas’ para salir del paso. Es muy normal que cuando nos negamos, la otra persona trate de insistir.

¿Cuál es la mejor excusa para no ir a trabajar?

¿Qué excusa se puede decir para faltar al trabajo? – “El coche no arranca”, “estoy enfermo”, “tuve una emergencia familiar”, estas son sólo algunas de las excusas más frecuentes para no ir a trabajar. Las justificaciones pueden ir desde enfermedades de familiares hasta haberse quedado encerrado en casa; la creatividad no tiene límites.